Comprensión dubitativa
I
Aquel hombre, carcomido por la cólera, musitó: ¡Puta! Ella no insistió. Cogió su cartera, agitó entre los dedos el asa, y se acercó triunfantemente a la esquina más próxima.
II
Aquella mujer coléricamente le gritó: ¡Te vas volando ahora mismo! Él no insistió. Levantó sus brazos, los agitó ligeramente y se perdió por los aires en el horizonte.
Cara y cruz de la misma sucia moneda. Bien.
ResponderEliminarSaludos lelos!!!