
Cuando la manzana cayó sobre la cabeza de Adán, Eva se preocupó por la gravedad del golpe. Adán comprendió la gravedad.
El mundo de los hombres sin cabeza
— Erase una vez, el mundo de los hombres sin cabeza (…) y todos fueron felices para siempre.
— ¡Abuelito, qué lindo cuento!— celebró el niño.
Segundos más tarde, su cabeza rueda a los pies del abuelo.
— Erase una vez, el mundo de los hombres sin cabeza (…) y todos fueron felices para siempre.
— ¡Abuelito, qué lindo cuento!— celebró el niño.
Segundos más tarde, su cabeza rueda a los pies del abuelo.
Magníficas minificciones de Rony.
ResponderEliminarlo mismo digo y celebro
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