27 septiembre 2009

MICRORRELATOS SANTIAGUEÑOS

Textos de auntores santiagueños extractados de
http://enlosesteros.blogspot.com/


SERÁ JUSTICIA
(María Pía Danielsen)

La propiedad inmueble sede del hogar conyugal se adjudica a la esposa y los hijos menores de edad. El vehículo utilitario al esposo. Se establece un amplio régimen de visitas. Le corresponde a la dignidad de ella el sesgo de la certera hoja de filo inclemente. El aburrimiento y la indiferencia al ego de él. A ambos un mar de olvidos, mareas de distancias y el fracaso vestido de humanidad.




INSTRUCCIONES AL DORSO
(Francisco Avendaño Rímini)

Sin mover los pies del plato, ni alterar las exactas geometrías, te piden que respires por el bozal precario que son las grietas de tu máscara, que aprendas a medir distancias entre tus manos y el mundo, mientras asimilas lentamente los relieves de una ciudad que te devora a diario. No importa cómo suene tu voz en este grito, ni cuántas noches de insomnio te dejen el corazón sombrío, lo único imperdonable es dudar de lo aprendido. Sabes combinar la moda con tus apetitos, acomodar prolijamente tus placeres en los casilleros del calendario. Así todo debería seguir funcionando. Con tus nervios adormecidos, con un lucro prudente pero carnívoro, te pones a buscar los papeles que te devuelvan el nombre y el número que ocupas en este circo. Te piden exacto el parlamento, que las líneas te crucen la memoria, que sea imperceptible, todo lo necesario para que disfraces el miedo primitivo. Con estas precauciones será improbable que intentes indagar al espejo, que te mires en los ojos del centinela ciego. De cara al vacío, con una mueca inútil, la resignación es una blanca bandera entre tus dientes.
Manuel Traveller, La sintaxis y otros límites, Buenos Aires 1953.






¿CON CUÁL DE TODAS?
(María Fabiana Calderari)

- Debieras tener tantas caras como las ocasiones las precisasen – sentenció una amiga, hace algún tiempo.
Dada a la tarea de esculpir numerosos rostros, de vez en cuando me pierdo en el frondoso universo de mis gestos.
En el bar de enfrente de casa, anoche desconocí a la mujer que sonrió complacida al hombre calvo que gesticuló el entrecejo, y a ésta, que apareció en la mañana, sonrojada en espejo ajeno.





JUSTICIA
(Víctor Hugo Ledesma)

La casa estaba en muy mal estado, golpeamos la puerta y a los pocos segundos salió Pedro Contreras. Colorado hasta las cejas, ojos azules muy pequeños, sin camisa, arreglándose el pantalón como si recién se lo pusiera.
Nos atendió de mala gana, desafiante y agresivo, estaba descalzo, y aferrado a su pierna, un niño de no más de tres años que lloraba a los gritos.
Trabajamos como equipo, Cecilia estudia en la universidad, Carlos chofer y ex boxeador, yo egrese a los 23 años de la escuela, y ahora tengo 50 pirulos.
Cuando el médico forense revisó a la niña diagnosticó lesiones en todo el cuerpo, también abuso reiterado.
La directora de la escuela Nº 321 del Barrio San Martín, hizo la denuncia.
Los vecinos se juntaron en la esquina, esperando el tiroteo.
Nos dijo que iba a vestirse y volvía. La experiencia me indicaba que no opondría resistencia.
A los cinco minutos se escucho un disparo, entramos a la casa y tirado en la cama, cubierto de sangre, Pedro agonizaba. Alrededor estaban todos como velándolo.
Su hija menor sostenía la 45.






PLATAFORMA UNO
(Antonio Cruz)

El hombre de edad madura transita por la estación de trenes. Nadie repara en él. Se mueve con una sutileza que espanta y se asemeja a un fantasma.
Entra al bar situado frente a la plataforma uno. Invariablemente ocupa una mesa que da hacia la misma y fija su mirada durante horas observando absorto la constante partida de los trenes.
Ninguna de las personas que pueblan el bar, lleno de gente, se da cuenta de su presencia, aunque curiosamente nadie se sienta a su lado.
Él permanece solo, abstraído y concentrado mirando la partida de los diferentes convoyes. Cuando el expreso de las 07,30 se coloca en posición de partida, sus ojos cobran vida. Su corazón late más aprisa.
Cuando el tren parte, sonríe de manera triste, se levanta y se marcha.
Ese era en tren que abordó el día de su muerte.

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