
En una universidad, donde por algún tiempo fui alumno en una carrera humanista, había un Profesor de Ética que era un gran académico. Curiosamente en la cúspide de su carrera y cuando aún tenía mucho para brindar a las nuevas camadas de estudiantes, renunció y se fue a vivir en una pequeña localidad rural.
Hace poco tiempo me lo encontré en la calle y no pude aguantar mi curiosidad.
-¿Por qué dejó de enseñar Ética? – Le pegunté
-Es muy simple – contestó - Cuando supe que algunos de mis mejores discípulos, que habían llegado a ser autoridades o burócratas del gobierno, miembros de los gabinetes ministeriales y funcionarios judiciales, no se diferenciaban en nada de aquellos a los cuales criticaba durante mis clases y que habían sido seducidos por la corrupción imperante en nuestra sociedad, me di cuenta que había perdido la batalla contra el sistema y que ya no me quedaba nada por hacer. Entonces decidí retirarme.
Me despedí apresuradamente y me marché casi a la carrera. No quería que me preguntara en que andaba trabajando por estos días.
SUEÑO
Despierta empapado en transpiración y con el corazón desbocado. Acaba de tener un sueño espantoso. Soñó que la muerte llamaba a su puerta. Todavía aterrado y temblando camina hacia la cocina, abre la heladera y se sirve un vaso de agua. Agradece el haber despertado.
En ese momento alguien llama a su puerta.
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