Payaso perfecto

Nada tan desopilante como el fracaso ajeno. Los payasos fracasan ruidosamente en toda tarea que emprenden y el público ríe, ríe, ríe. El payaso perfecto fracasa incluso en su intento de divertir a los espectadores, que lo miran aburridos o incluso tristes. Es la culminación absoluta de su arte, pero pocos lo comprenden. Despedido del circo, nadie quiere emplearlo y camina por las calles desalentado, menos gracioso que nunca, seguido por un grupo de jóvenes universitarios que lo consideran un espectáctulo de culto. Con el tiempo, llegará a ganarse la vida dando conferencias. Su país lo postula al Premio Grock, el Nobel de los payasos.

4 comentarios:

Esteban Dublín | 14 de abril de 2009, 22:00

Genial.

Martín Gardella | 14 de abril de 2009, 22:43

Me encantó este relato. Siempre me llamó la atención la triste vida paralela que llevan los payasos. Cada vez hay menos circos, menos risas. Gracias a este cuento me enteré adonde fueron a parar los payasos de mi infancia y al recordarlos, volví a sonreir. Saludos

Gemma | 16 de abril de 2009, 6:30

Estupendo micro. Estoy leyendo ahora Cazadores de letras, y es un disfrute continuo.

Saludos cordiales,
Gemma Pellicer

Anónimo | 27 de agosto de 2009, 12:43

un payaso escritor

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