La microficción argentina en Alemania




La revista mensual alemana ILA publica en su número de mayo un especial dedicado a la literatura argentina.

Esther Andradi introduce la movida del microrrelato en Argentina y nos cede su artículo con inmensa generosidad.

Más info en
http://www.ila-web.de/lateinamerika/home.htm





LO PEQUEÑO ES GRANDIOSO:
El género del microcuento en Argentina


No son aforismos ni poemas en prosa ni chistes ni cuentos fallidos: El microcuento es un género per sé: se denomina así porque es corto, preciso, suscinto, y al mismo tiempo profundo, pleno de significaciones, una idea que engendra otras. Cada microcuento encierra una novela, un conjunto de novelas, un montón de historias. Son ficciones células madre, semillas. Miniaturas. Fragmentos que encierran el todo y sin embargo viven por sí mismos, con su propia estructura y densidad. En español se habla de microficción, microrrelato, hipercuento....Los ingleses, más dados a las clasificaciones, definen así a la microficción: menos de veinticico palabras, flash fiction; menos de cincuenta sudden fiction; y cincuenta palabras o más, minifiction propiamente dicha. Y el Profesor Ottmar Ette, de la U. de Potsdam acuñó la definición de Nanophilologie en el Simposio sobre el género realizado en 2008. Mini, Micro, Nano: con más o menos millones de diferencia, estamos frente a un fenómeno de densidad. Densidad de ideas, de significados, de tiempos, de espacio.

Menos es siempre más resumía sabiamente el escritor español Baltasar Gracián hace casi cuatro siglos. „Lo bueno, si breve, dos veces bueno” se dice ahora.

La chispa que encendió la pradera, hace ya un par de décadas, es el microcuento titulado El dinosaurio, de Tito Monterroso, el escritor guatemalteco exiliado en México, y que dice así:

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Pero el género no es nuevo, sino tan antiguo como la literatura misma. Lo nuevo es que gana cada vez más adictos -tanto en producción como en lectura- en idioma español, y particularmente en Argentina ya es un movimiento literario. Simposios, lecturas, encuentros, festivales, certámenes, revistas y ediciones antológicas reúnen a sus cultores en todo el país, de norte a sur y de este a oeste. Apoyados por las nuevas tecnologías, se leen rápidamente y estimulan el pensar. El microcuento acaricia las neuronas durante el árido recorrido por la ciudad, acompaña la realización de un trabajo rutinario, es una pregunta en el vacío de cualquier día.

El microcuento rompe definitivamente con la aristocracia de la novela, e implanta, libertario, la forma corta. Cuánto menos líneas, mejor. Y en ese ejercicio de síntesis y profundidad, de agilidad e ingenio, pulsean los escritores más renombrados junto con los noveles, los jóvenes con los veteranos, provincianos y metropolitanos. El microcuento es profundamente democrático. El año pasado fui invitada a las 1. Jornadas de Microficción coordinadas por el escritor Raúl Brasca y realizadas en el marco de la 35. Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Raúl Brasca, todo un pionero del género en Argentina, (ha realizado una decena de antologías de microcuentos) reunió a dos decenas de autores y autoras de todo el país en una maratón de lecturas de dos días. Las Jornadas, de una intensidad y variedad como pocas veces he vivido, vuelven a realizarse en la Feria de este año, justamente por el público que convoca el género, y la cantidad y calidad de escritores y escritoras que lo practican.

La mayoría de los Microcuentos seleccionados provienen de La pluma y el bisturí, Actas del 1° Encuentro Nacional de Microficción, compilados por Luisa Valenzuela, Raúl Brasca y Sandra Bianchi. Este encuentro tuvo lugar en Buenos Aires en 2006 bajo la presidencia honoraria de David Lagmanovich, Profesor (em.) de Literatura Latinoamericana de la Universidad de Tucumán, un estudioso del género y además, autor de varios libros de microrrelatos. Los blogs de los autores y autoras y sus respectivos sitios en la web invitan a recorrer un itinerario de aventura a través de lo mejor y más variado de la rica literatura argentina.

Incluye una selección de microficciones traducidas al alemán de:
Eduardo Berti (Buenos Aires),
Miroslav Scheuba (Buenos Aires), Orlando Van Bredam (Entre Ríos), David Lagmanovich (Tucumán) , Sandra Bianchi (Buenos Aires), Raúl Brasca (Buenos Aires), Patricia Calvelo (Jujuy), Sergio Daniel Francisci (Santa Fe), Mario Goloboff (Buenos Aires), Diego Golombek (Buenos Aires), Marta Lima (Buenos Aires), Raúl Lima (Santiago del Estero), Ana María Shúa (Buenos Aires), Laura Nicastro (Buenos Aires), María Rosa Lojo (Buenos Aires), Ildiko Valeria Nassr (Jujuy), Luisa Valenzuela (Buenos Aires), Susana Aguad (Córdoba),
Rosalba Campra (Córdoba), María Cristina Ramos (Neuquén), Ana María Mopty (Tucumán), Maria Neder (San Luis), Jorge Ariel Madrazo (Buenos Aires).

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