¿Qué sentido tiene  escribir o crear una microficción? ¿Obedece acaso a la premura de estos  tiempos?
Escribir un cuento, un microrrelato o una minificción  cambia para mejor el sentido de la vida, lo resignifica, le da nuevos valores y  razones de ser, en cuanto que descubre posibilidades infinitas al quehacer  cotidiano y acciona de una manera más honda y más lúdica la inteligencia, la  sensibilidad, la imaginación, y las pone al servicio del acto creador, que es  una de las formas más ciertas de la felicidad. Por esto, no creo que obedezca a  la premura de los tiempos sino más bien a nuestra propia necesidad humana de  volver al mundo un lugar más habitable, más hecho a la medida de las pasiones  que nos doblegan o nos engrandecen el alma. Por otra parte, hay que recordar que  “El telescopio empequeñece el universo, es el microscopio el que lo  agranda”.
 Se habla mucho que este género se sostiene sobre un  proceso de reescritura. ¿Qué piensa de esta afirmación?
Considero  que una parte de la microficción se desenvuelve a partir de valores literarios  reconocidos, de episodios y personajes paradigmáticos puestos a vivir de nueva  cuenta modificando valores, cambiando de lugar situaciones y circunstancias,  diversificando motivos, pensamientos, emociones, actitudes y comportamientos,  rasgos de carácter y principios durante mucho tiempo considerados inamovibles;  de esta manera la Biblia, la tragedia griega, las fábulas, las leyendas, los  rumores e imaginerías populares, los cuentos infantiles clásicos, las historias  nacionales tan dadas a cultivar héroes, viran de rumbo y mediante un acto de  escritura diferente adquieren un nuevo sentido, en no pocas ocasiones  desmitificador y contrario al original, una nueva visión de las cosas, una nueva  y a veces necesariamente arbitraria interpretación de los hechos, de manera que  los personajes y su sucedido nos resultan real y sorprendentemente vivos.  Mientras más famoso es el personaje y la trama que lo envuelve, más precisión y  solvencia literaria necesita el autor para realizar una reescritura verosímil y  efectiva. Ahora bien, el proceso de estructurar y escribir sobre lo ya escrito,  es sólo una porción de la riqueza y versatilidad inventiva en conceptos, temas,  símbolos, formas y contenidos de que se precian tanto el microrrelato como la  microficción.
 ¿Por qué usted habla de microficción y no de  microrrelato?
En realidad, no se trata de que una denominación sea  mejor que la otra. Las dos son igualmente válidas y legítimas. Por una parte,  prefiero 
minificción porque me remite a la miniatura, a la pequeña obra  de arte, y me brinda distintas posibilidades de expresión como pueden ser el  aforismo, la epístola, la greguería, la definición de diccionario, mientras que  lo micro me habla tanto de lo muy pequeño (microbiano) como de lo que amplifica  (micrófono). Por la otra, creo que el término 
minificción se desafilia  y al mismo tiempo se agrega a lo que es en rigor el 
cuento breve o  
cuento brevísimo, según la atinada denominación de Edmundo Valadés.  Toma su propio cauce, declara sus propias reglas, características y exigencias,  asume sus propios desafíos. Adquiere su propia carta de naturalización como  género. Y, por supuesto, el mundo literario es el que sale ganando.
Ahora  bien, en un cierto y feliz aspecto fundamental, el 
microrrelato, que  cuenta lo que pasó, cómo pasó y a quién le pasó, contiene casi invariablemente  los tres elementos indispensables del cuento canónico: planteamiento, nudo y  desenlace, o exposición, conflicto y término. Pienso por ejemplo en:  
Episodio del enemigo, de Jorge Luis Borges, 
A  Circe, de Julio Torri, 
Memoria, de Edmundo Valadés,  
Sorprender de Ana María Shua, 
Polimorfismo de  Raúl Brasca, 
Entre cuervos te veas y 
Lugar de  prueba, de mi autoría. Por su parte, la 
minificción suprime  los dos primeros elementos, reduce la acción al mínimo, la desnuda y deja como  cuerpo total no el suceso sino el momento incanjeable de la revelación interna,  ese momento sagrado cuando se adquiere conciencia del hecho, en cuyo caso se  encuentran: 
El dinosaurio, de Augusto Monterroso,  
Cuento de horror, de Juan José Arreola, 
Epitafio  literal, de Raúl Renán, 
Huyamos, de Ana María Shua,  
Reencarnación y 
Cálculos renales, de mi  autoría. En el asunto de la 
minificción, el título es o debe ser parte  sustancial e insustituible del texto, del título depende el acierto o el fracaso  de una 
minificción.
En ambos casos, trátese de 
microrrelato  o de 
minificción, lo importante es saber elegir lo que merece ser  contado, tener presente que no se trata de describir sino de trasmitir, y  trabajar no en extensión sino a profundidad.
 ¿Se puede  considerar su Diccionario al desnudo, “sustentado en conceptos”, como  minificciones?
Sí, en el caso del Diccionario al desnudo, lo que  procuré fue que la definición no estuviese basada en un tema a partir de una  palabra, sino en un concepto (Dios, por ejemplo, o Democracia, o Cuento), lo que  le da una dimensión y un valor que, creo, superan lo estrictamente definitorio y  lo meramente anecdótico. En términos generales, me parece más amplio y profundo  trabajar con conceptos que con temas.
Qué lecciones le dejaron  maestros como Juan Rulfo, Juan José Arreola, Edmundo Valadés,  Efrén Hernández y  Augusto Monterroso?
Cada uno a su manera y de acuerdo con su  concepción del mundo, me brindaron lecciones impagables, tanto de vida como  literarias, que se mantienen vigentes en mí y me permiten seguir adelante  insobornablemente fiel a la naturaleza de mi  destino.
DICCIONARIO AL DESNUDO
(Pequeña  selección)
Activa. Mujer que se pasa el día  tratando con hombres inteligentes y por las noches platica con su  marido.
Amanecer. Pañuelo húmedo con el que el  mundo se limpia su carita sucia de  noche.
 
Arcoiris. Cinta que el  cielo se pone en la cabeza los días que le toca lavarse el  pelo.
Ayer. Medida de tiempo que se alarga con los  años, a diferencia del mañana, que es cada día más corto. En la memoria, todo lo  bueno de la vida se queda en el ayer; en la imaginación, todo lo mejor de la  eternidad nos espera en el mañana. El presente, por su parte, es el puente entre  el pasado y el porvenir, la siempre edad de la  añoranza.
Barriga. Lugar en que la mamá guarda a  la cigüeña que trae a los niños.
Bígamo. 1.-  Tonto. Infeliz. Que gusta de bocadear. Ingenuo que imagina que una mujer puede  ser mejor que otra. Ablandahigos. Amancebador.
2.- Pájaro que reparte los  huevos en dos nidos, o bien, sacerdote que oficia la misma misa en dos templos,  y también, “rebanada de jamón entre dos trozos de pan”. (Tristán Justo  Bernhardt, 
Enciclopedia de los amantes  imperfectos.)
Calcetín. Infeliz que soporta  el mal genio de nuestros pies.
Desengaño  (AMOROSO). Puñetazo en un ojo del  corazón.
Diablo. El que negocia con nuestra alma  cuando nos acurrucamos en los brazos de la pereza, de la insatisfacción, del  aburrimiento.
Dios (EL CREADOR). Padre Eterno. El  Superior Divino, quien también responde a los nombres perfectos de El Muy Alto y  El Gran Mago del Universo. Es el Hacedor único e irreprochable del cielo y de la  tierra, así como de personas, animales y cosas. Perteneciente a la familia de  los publirrelacionistas. Según la más vieja de las leyendas, creó al hombre a su  imagen y semejanza. Es decir, que por falta de talento creativo se plagió a sí  mismo. Y Dios, hecho hombre, vino a la tierra, lo cual era de esperar: el  asesino inevitablemente regresa al sitio de su crimen.
Dios  (EL SER SUPREMO). Condiscípulo del Hombre. Desde el Principio, los dos  jugaban juntos a la hora del recreo y a la salida de la escuela. A que no me  encuentras, le dijo Dios al Hombre un día, y se escondió detrás de los Cielos.  Durante algunos siglos, el Hombre hizo como que lo buscaba, como que le  importaba encontrarlo. Hasta que Dios se cansó de esperar y volvió a hacerse  presente. Pero el Hombre, que ya tenía otros intereses y otros amigos (Onán,  Marte, la Política, la Religión, el Dinero, la Uva), se burló de Él y le dio con  el Mundo en las narices. A partir de entonces, Dios, el Uno único, el que existe  por esencia, el autoengendrado, juega solo y el Hombre, dicen, se divierte  muchísimo.
 
Dios (EL  TODOPODEROSO). ¿Dios se acuesta para dormir o duerme de pie como los  pajaritos en los alambres de la luz? Y si se acuesta, ¿de qué tamaño es la cama  de Dios? Y la mujer de Dios, ¿quién es? ¿Duermen juntos en la misma recámara? Y  cuando Él ronca, ¿ella se larga a dormir a otra parte? ¿Cuánto tiempo pasan sin  hablarse cuando se pelean? ¿Cómo le hacen para disimular delante del Hijo y del  Espíritu Santo? Si es verdad que Dios tiene barbas, me gustaría jalárselas para  ver si no son postizas.
Edipo (REY). Divertida  comedia de equivocaciones escrita por Sófocles en el año de... de... Bueno, hace  muchísimos años. El caso es que, de inmediato, obtuvo la aclamación, el aplauso  fácil de los plebeyos y los lacayos, de la fiel y ávida muchedumbre apetente. No  obstante, sus mejores amigos, Eurípides y Esquilo incluidos, abominaron de ella  por considerar que una producción tan apegada a la realidad no tiene ningún  mérito y sólo puede aspirar a una gloria pasajera. En algunos círculos  académicos se maneja la hipótesis de que esta obra, inspirada en las virtudes de  las diosas de la fecundidad, la escribió Sófocles siendo apenas un chiquillo que  no alzaba más del metro y medio, a manera de composición escolar y como  arrebatado homenaje amoroso a las mamás de sus compañeritos, sobre todo a la de  Aristófanes, que según dicen hasta al niño más despistado y bruto le despertaba  el complejo de Edipo. Es muy posible que así haya sido, ¡esos condenados griegos  de antes sí que eran unos verdaderos  genios!
Envidia. 1.-Sentimiento que las amigas  demuestran hacia mi mujer por el marido que tiene.
2.-Sentimiento que hace  agua la boca y el corazón de los amigos de un hombre de 55 años que tiene una  amante de 19. Con el tiempo se convierte en  lástima.
Epitafio. Alabanza. Inscripción que en  una lápida define con probidad las virtudes o características de una persona en  su tránsito por este mundo. Casi siempre, más que el reflejo escrupuloso y  certero de bondades específicas, el epitafio es una humilde muestra de verdad  universal que enaltece al género humano. He aquí algunos ejemplos: “Fue un  hombre grande y bueno”; “Hizo del bien su estilo de vida”; “Esposa fiel, madre  amantísima”; “Tenía una voz magnífica”; “Vivió para sus semejantes”. Hay  quienes, antes de morir, dictan o mandan a escribir su epitafio, que es lo que  todos (quién nos conoce mejor que nosotros mismos) deberíamos hacer. Por cierto,  el mío habrá de decir: “Fue un espíritu verdaderamente testigo de su tiempo (y  de las piernas de su vecina del 601).”
Esposa.  Rango social que una mujer adquiere junto con un  idiota.
Eyaculación (PREMATURA). Muestra de  subdesarrollo sexual.
Famoso (a). Persona que todo  el mundo quiere conocer, aunque nadie sabe para  qué.
Fidedigno. Lo que se sabe de oídas o por lo  que dijeron en un noticiero de televisión o en un comentario  radiofónico.
Fidelidad. Especie de alianza muy  respetada entre los matrimonios de una tribu oceánica en periodo de  extinción.
Fisgón. El astrónomo que se la pasa  curioseándole sus partes íntimas a las  estrellas.
Género. Hay distintos tipos de géneros.  El más peligroso es el humano.
Golondrina. Ave que  se adormece en los brazos del viento.
Harem. Error  multiplicado a lo bestia.
Hiena. 1.- Animal que se  alimenta de carroña. Su diferencia con el hombre es que la hiena no come carne  de hiena.
Humildad. 2.- Modestia. Cualidad que nos  distingue a los grandes hombres.
Inconclusa.  Importante obra artística que se queda en veremos por falta de financiamiento.  Un caso célebre de esto es la famosa Venus de Milo, a la cual le faltan los  brazos porque, como todo el mundo sabe, al escultor se le acabó la beca y ya no  pudo pagarle a la modelo.
Internet. Método de  entretenimiento que nos permite navegar en el Vacío para ir al encuentro de la  Nada.
Kikirikí. Canto fúnebre con que el gallo  avisa a los habitantes del gallinero que les ha llegado su día.