Sesión apocalíptica de Abraham Sánchez


El reverso de Fahrenheit 451
Este no era un mundo en donde se quemaban libros, donde los pocos que los apreciaban se los sabían de memoria y los transmitían oralmente. Este es un mundo en donde hay tantos libros que con ellos se hacen los muros de los edificios, y con sus hojas se cubren paredes y se hacen vestidos. Este es un mundo donde las palabras nunca callan. Este es un mundo donde nadie escucha nada.

La creación del piñón
Sucedió que una monja soñó que besaba y tomaba unos pezones duros y encendidos. Dios, al ver eso, la hizo despertar, y de castigo para frustrar su sueño, puso entre sus dedos, en vez de ensoñados pezones, esas semillitas rosadas conocidas como piñones, con las que las monjas hicieron después exquisitos dulces.

Realidad virtual
En el siglo XX se inventó el cine. Las primeras personas que vieron correr un tren hacia ellas en la pantalla, creyeron que las aplastaría. Después se acostumbraron.
A principios del siglo XXI se inventó un sistema de bocinas que lograban crear la ilusión de que el sonido provenía de un punto en el espacio, como si se estuviera frente a instrumentos musicales o frente a quien estuviera hablando, independientemente de que las bocinas estuvieran en otro lugar. Las primeras personas que oyeron eso creyeron que un fantasma producía esos ruidos. Después se acostumbraron.
Llegó el día en que la gente podía ver y oír acercarse un tren enfrente suyo y no moverse de su lugar, “conscientes”, aunque sus sentidos dijeran lo contrario, de que era sólo una ilusión.
El problema es que no siempre era una ilusión, y la gente fue aplastada por tanques reales y acribillada por balas reales.

En la puerta de la iglesia
Tres figuras a caballo se encuentran a la puerta de la iglesia. Son dos hombres y una mujer, todos muy bien vestidos. Es la hora de la misa del medio día. La gente empieza a acercarse a la entrada. Conforme empiezan a enfocar los rostros de las personas a caballo se percatan de que la mujer los observa fijamente. Su rostro empieza a enrojecerse. Es un rojo oscuro, casi violeta. La gente está cada vez más cerca de la casa de Dios. Una burbuja brota de su mejilla y revienta, expulsando sangre oscura. La mujer no ha dejado de ver fijamente a los fieles, quienes se han detenido, aterrados ante la visión. Ella no deja de pudrirse, mientras los hombres a su lado permanecen inmutables como estatuas. La gente grita y el hedor se expande entre sus ropas de domingo.

Noches de día
En el país donde siempre es de día –porque cuando el sol se mete los focos mantienen a raya la penumbra, porque hay toque de queda y está prohibido salir, porque los mismos que dan el toque sueltan a los asesinos-; en el país que quiere cubrir la tierra, sepultarla; en el país de la razón, del progreso, de la democracia, ahí los amantes cierran las cortinas y fulgores oscuros los abrasan.

Cuento muy erótico
Eran dos amantes que sólo hacían el amor o pensaban en lo mucho que deseaban hacerlo. Tenían sexo de manera apasionada, muy apasionada y ardiente oh sí en las 6487 posiciones que existen y nunca se cansaban ni fallaban. Cuando llegaban a platicar parecían inteligentes, pero en realidad sólo querían impresionar al otro. Sus cuerpos eran perfectos y eran tan buenos en eso que todos los envidiaban cuando leían sobre sus vidas en la literatura erótica.

Miro mis ojos
El escritor debe reaprender del lector. Saber callar, saber abandonar un libro. Saber que la escritura es como la vida: no tienen un fin último, no es una competencia ni un curriculum, debería ser libre y existir cuando sea deseada.

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