Regalitos navideños de José Manuel Ortiz Soto y Alberto Benza

Este año los escritores José Manuel Ortiz Soto y Alberto Benza nos hacen estos regalos navideños. Gracias a ellos, gracias a los lectores y feliz navidad

JOSÉ MANUEL ORTIZ SOTO

INTERROGANTE
Que el viejo Santa Claus apareciera muerto, no sorprendió a nadie: la lista de quejas en su contra era enorme. “Y eso sólo en este pueblo”, dijo el Jefe de Policía en declaración a la prensa. “La pregunta es ¿qué hacía en pleno verano un tipo como él, armado hasta los dientes y con un barco repleto de mercancía china?”.

AÑO BISIESTO
El hombre detuvo el trineo e hizo una seña a la mujer para que se acercara.
―¿También trabajando en Nochebuena?
Ella habría querido decirle que necesitaba el dinero, que la vida en las calles es dura y acaba pronto con la juventud, pero...
―Mejor sube y hazme compañía ―interrumpió el gordo―. Trescientos sesenta y cinco días de asueto son demasiado tiempo, aún para un ermitaño como yo.

PURO CUENTO
Tras ser detenido en posesión de cocaína, Rodolfo el reno, se defendió:
―¿Qué... a poco creían que un hada iluminaba mi nariz?

NOVENA POSADA
Antes de aceptar el pesebre que el buen hombre ofrecía para que pasaran la noche, José quiso saber si entre los animales había palomas.
―Sólo tengo una mula y un buey ―se apuró a responder el hospedero.
―¡Alabado sea Dios! ―se santiguó el carpintero―. Dicen que la caca de pichón es mala para los bronquios de los niños ―agregó.

LA FOTO DEL RECUERDO
—¿Tú eres Santa? —preguntó el chiquillo sentado en las piernas del hombre regordete.
—La verdad, no. A mí me pagan por estar aquí fingiendo.
—Lo sabía. No por nada soy el Niño Dios.

NOCHE DE PAZ
Se enfunda en el enorme mono rojo y se siente ridículo. Habría podido ajustarlo, pero ¿un santaclaus escuálido? Bastante difícil está ya la competencia.
De un cajón del ropero saca un revólver, comprueba la carga y se lo guarda en el bolsillo. Esta noche hará el trabajo a su manera.

POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO
Las aves revolotearon alrededor de la mujer sentada en la banca.
―Estoy harto de vernos en estas condiciones ―se lamentó un ejemplar de palomo que voló hasta acurrucarse en su regazo.
María comenzó a desmenuzar un trozo de pan.
―Fue lo acordado entre José y el ángel Gabriel ―se excusó.
―Está bien. Se hará lo que se pueda…

DESPUÉS DE VACACIONES
 ―Nombre: desconocido. Edad aproximada: setenta, setenta y cinco años, quizá más…
Los estudiantes, en torno a la mesa de necropsias, escuchan atentos, toman notas.
—Se parece a Santa Claus —dice uno en voz baja.
—¡Estás loco! ¡Santa es inmortal! —replica otro.
—A mí se me hace que...
—¡Doctores, por favor! —El profesor interrumpe la inspección del cuerpo ensangrentado; el silencio se hace a su alrededor—. Prosigamos. El sujeto murió por ahorcamiento. Las palabras “impostor, ¡jo, jo, jo!” grabadas en su pecho…

ALBERTO BENZA GONZÁLEZ

NAVIDAD 1931                     
Los hermanos Slim lo vieron llegar con una bolsa grande, pero no era Santa Claus.
—Debe ser uno de esos comunistas radicales, y parece que tiene un cartucho de dinamita —dijo el mayor.
—No puede ser, Santa tiene traje verde y no se lleva a los niños —replicó el menor.
Ambos hermanos cerraron las ventanas y aseguraron las puertas. Después de unos minutos divisaron, a los lejos, al anciano de barba blanca que se retiraba, rumbo al polo norte, bebiendo una soda.

SUPAY
En mi pueblo la navidad es diferente: por las noches los niños abandonados nos ocultamos de Supay, esa criatura maligna. Pero no todo es tristeza, en las cuevas el chocolate siempre está caliente.

SILENCIO
A lo lejos apenas se escuchan los robos, ladridos de perros y gritos de niños hasta que, de pronto, ya no se escucha nada.
¡Ha llegado el Grinch!

BOMBARDAS
Recuerdo la Navidad con tremendas bombardas. Mi padre, abrazándome, decía: «No tengas miedo, se avecina la llegada de Papá Noel», y mi miedo se transformaba en paz. Después empezaba a oír más fuertes los fuegos artificiales. Mi padre agregaba: «Son los renos Donner (Trueno) y Blitzen (Relámpago) que están pasando por la chimenea». Esa noche recibí un tractor de regalo. Pero me hubiera gustado que fuera uno real, para así limpiar los escombros que dejó la guerra aquella Navidad.

LA CENA
Era víspera de Navidad y me encargaron vigilar al huésped de casa. Sabía que pasarían muchas horas, así que destapé el whisky y empecé a beber con él.
—¡Ya es hora de la cena! —dijo papá al caer la noche.
El invitado no podía ni ponerse en pie. Mis hermanos lo desvistieron, lo ataron a la mesa y gritaron: «¡La cena está servida!».

NAVIDAD
Luis me contó un secreto: que su padre era papá Noel.
—¿Cómo que es tu padre? —repliqué.

—En vísperas de Navidad bajé sigilosamente por las escaleras para ver mi regalo y divisé a mi madre haciendo el amor en la sala con un señor viejo y de barba blanca, era canoso y llevaba gafas. Al rato escuché que él le decía: «Aquí está el dinero y también estoy dejando un regalo para tu hijo».


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