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Capacho: la puerta abierta para ir a jugar. Miriam di Geronimo

Capacho es una palabra cuyana que “describe un juego infantil: ‘¡Capacho a Fulano! Anuncia alguien y el grupo golpea al mencionado, sin lastimar. Un juego de niños es la actividad humana más seria que existe”, dice Fabián Vique, su editor, en la contratapa. Así, esta reseña podría denominarse, además: “Capacho, un juego en serio”. El título de este libro constituye una instrucción para ser leído: será lúdica o no será. Lo lúdico se convierte en la herramienta para conocer y reconocer, para aprenderse las reglas, para dar batalla y, finalmente, vencer. Y esto es precisamente lo que hace Leandro Hidalgo con Capacho, mostrarnos, como en Alicia, el otro lado del espejo o la cara oculta de la luna. Esa es una de las pretensiones del libro: indica una actitud, una forma de encarar la realidad: hacerle un capacho al lector para instarlo a jugar para detenerse ante la rutina, el hábito, el convencionalismo, los clichés tradicionales y, una vez observados en sus aristas ignotas, poder combatirlos.
Capacho está dividido en siete partes: Capacho a este mundo incendiado; Capacho de adentro hacia afuera; Breves hachas con capa; Capacho por capricho; Capacho en series; Capacho con pelota y Capacho al autor.
El primer apartado “Capacho a este mundo incendiado” me hace recordar, personalmente, la canción de Jorge Fandermole: “No sé más qué hacer en esta tierra incendiada sino cantar”. El libro manifiesta una visión desesperanzada ante este mundo caótico, injusto, desigual. El escritor no tiene solución para este fenómeno, sólo ausculta sus modos y sólo le cabe en su voz la denuncia y la protesta. El autor toma partido, define una posición, se compromete ideológicamente. No elude la provocación, le hace frente, desafía y pelea con la única arma con que cuenta: el lenguaje, misil poderosísimo para quien sabe usarlo. Aquí aparece el sociólogo que puede dar “Un perfil de la sociedad” (p. 39), su radiografía, su diagnóstico. Así a Leandro y a nosotros nos toca vivir en un mundo en crisis, cambiante, polifacético y complicado. La profundidad y complejidad de lo breve pueden dar una respuesta y constituir una vía para lo que se entrevé como un callejón sin salida.
“Globalización and cambalache” (p. 46), economía de mercado, triunfo del capital sobre la justicia y los valores: ¿quiénes sufren las consecuencias?: los medianos, los pobres que se multiplican, que nadie contiene y no tienen salida. En Capacho hay lucha de clases, hay pobres para quienes no hay respuesta. “La vida correcta” no es una garantía para alcanzar la felicidad:
Trabajo II
Un hombre común y corriente se manejó toda la vida correctamente: trabajó, pagó sus impuestos como pudo, tuvo hijos y amó. Destila dignidad. Visualmente, para usted, es pobre. Igual el mundo sigue rotulando. (p. 25).
El “Mapa emocional” (p.13) que recorre el planeta es la desilusión mundial.
Una de las respuestas que se vislumbra como solución para los desclasados es, de la mano de Foucault:
La cárcel
La cárcel en tanto objeto físico material, la cárcel como estructura de un modelo de reclutamiento de personas, la cárcel como corregidora de conductas desintegradoras de la sociedad, la cárcel como tatuaje en las sensibilidades y emociones desde que nacemos, la cárcel como imagen visual y cauce de nuestra moral, la cárcel, amontonamiento de los que no saben vivir como se debe. Pero hay otra cárcel dentro de cada uno de nosotros, cárcel ciertamente más dañina, porque es implícita y porque nos ciega, por ejemplo, la posibilidad de entender la cárcel ordinaria. (p. 29)
La reflexión es profunda: ¿quién podrá evitar y escapar de sus delitos cotidianos y personales?
Los protagonistas de Capacho son hombres y mujeres comunes y corrientes: los de clase media y los pobres, como nosotros. El siguiente microrrelato es una semblanza de una situación de exclusión que se manifiesta día a día:
Ley pareja para los medianos
Una orden judicial con piernas ha llegado hasta mi barrio, ha encontrado mi casa conmigo adentro, ha ingresado en ella y se ha llevado todo lo que tenía. Me ha quedado sólo jugar con los ecos de mi voz y los ecos de las voces de mis hijos, retumbando graciosamente tristes por las habitaciones deshabitadas. (p. 26).
La personificación de la orden judicial del comienzo es muy efectiva porque resulta más amenazante. Ante una situación límite, ante la adversidad extrema para la que no hay escapatoria, el personaje no tiene posibilidades frente a un adversario de tal calibre, entonces decide hacer lo único que sabe: jugar. Esta es la propuesta de Leandro Hidalgo para sortear la injusticia. La levedad que da lo lúdico le otorga alas al lenguaje y le permite sobrevolar situaciones inexorables sin eludir el compromiso.
He destacado, sólo de soslayo, una de las facetas de este libro caleidoscópico y provocativo con el que hoy nos sorprende L. hidalgo, los invito a explorar otros costados no menos llamativos como el humor y lo lírico.   
  

Dra. Miriam Noemí Di Geronimo
Facultad de Filosofía y Letras (UNCuyo)
mndigeronimo@yahoo.com.ar
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Capacho de Leandro Hidalgo

Capacho será presentado por la Dra. Miriam Di Gerónimo

Jueves 16 de diciembre, 20 hs.

Biblioteca Pública Gral. San Martín, Mendoza, Argentina


Con aportes de Ana María Shua, Fabián Vique y Raúl Brasca, tres referencias obligatorias en este género literario.

Capacho no es un conjunto de textos, es una actitud, un capacho a la literatura y a la realidad, cuestiona y juega, golpea, propone pensar” Fabián Vique.

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La OBB en la Feria del Libro de Mendoza

Presentación de la OBB en la Feria del Libro de Mendoza, el pasado 2 de octubre, invitados por Leandro Hidalgo.

Conferencia -Miriam Di Gerónimo


Conferencia -Sandra Bianchi


Lectura de Microficciones -1ra. parte


Lectura de Microficciones -2da. parte
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Leandro Hidalgo, anfitrión de la OBB en la Feria del Libro de Mendoza



Invitada por Leandro Hidalgo, la OBB se fue de gira con las microficciones a la ciudad de Mendoza para compartir la lectura de textos breves en el marco de una conferencia sobre esta modalidad textual.



Más info sobre este evento en el Suplemento de Cultura del diario Los Andes:
El plato breve: la microficción amarra en el subsuelo del ECA

Leandro Hidalgo, además de ser un excelente anfitrión y un referente en la gestión cultural de Mendoza es escritor y sociólogo. Su tesis de licenciatura se titula “El género literario microficción. Su lugar en el campo literario. Sus relaciones, sus estrategias, su surgimiento” (Universidad Nacional de Cuyo). Sus textos fueron publicados en revistas especializadas, diarios, páginas web, nacionales e internacionales y antologías, entre otras Mil y un cuentos de una línea, Ed. Thule, Barcelona, 2007. Su volumen de microficciones Capacho está pronto a ser editado por Macedonia Ediciones.





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Nuevas voces en la microficción

Leandro Hidalgo. Mendoza, Argentina. Sociólogo y escritor. Su tesis de licenciatura en Sociología fue: “El Género literario microficción. Su lugar en el Campo literario. Sus relaciones, sus estrategias, su surgimiento”. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo. La codirección estuvo a cargo de la Dra. Miriam Di Geronimo. Agosto, 2009. Ha obtenido premios en Narrativa Provinciales y Nacionales, y publicado en revistas de Mendoza y España. Sus microficciones han sido recogidos en antologías, diarios y páginas web.


Ovillo

Cada uno de nosotros en cada una de las puntas y desde ahí empezamos a tirar de la madeja en direcciones opuestas. Era extenso aquel ovillo hasta que quedó tensa la lana, cada uno en un lugar distante de cada uno, con una sola mano ocupada en sostener el extremo de un abrigo que no pudo ser.


De sexo I

La llamaría ni bien llegara a casa para proponerle todos mis deseos, que me saldrían de la boca atropellándose, desvistiéndose a mitad de las oraciones. Pero antes debería llegar a casa. Y este viaje ha de ser bastante largo. Desde luego, necesitaría un cuerpo de hombre adulto o un cuerpo de hombre o un cuerpo a decir verdad. Es imprescindible nacer, me dice un viejo fantasma que en nada lo conmueve mi sexualidad prematura.


Deseo

Jamás ha visto el mar pero le han dicho que es como el cielo diáfano. Entonces trepa a una silla y estira los brazos, y nada, y entonces cierra los ojos además, y se le mojan las manos.


Misterios

Debo confesar que cuando nos vimos en malla comencé a ser más amable con ella. Inversamente, ella emprendió un catalogo de indiferencias, primero a cuentagotas y luego del todo. No hay dudas: la playa separa lo que el café une.


Impedimentos

Los grandes peces multicolores que aparecieron en bikini sobre la arena, no nos dejaban ver a las muchachas que nadaban desnudas tan cerca de la costa.


Las agnósticas

Las jirafas hacen silencio allá en lo alto. Dios les creó esos cuellos extensos para vigilar los discursos agnósticos y materialistas de esas descreídas.


Lo que somos

Todas las ciudades tienen su zoológico. A menudo los hombres necesitan recordarse lo que no son.
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