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Concursos

Queridos todos:



Como críticos y creadores de minificción, os remito el anuncio de un concurso que creo os puede interesar, muy bien dotado en sus premios y organizado por las instituciones que aparecen en el cartel. No dudéis en publicitarlo para que contemos con los mejores textos a la hora de elaborar un posible futuro libro con los mismos.


Un abrazo grande de vuestra amiga siempre



Paqui Noguerol










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Página de Raúl Brasca

Cuentos, microcuentos, ensayos, reseñas, traducciones, trabajos académicos, entrevistas
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Una novela en 100 microcapítulos

Carolina Ethel. Madrid. El País. 28/12/2008

Laila ha perdido a su esposo e hija en la invasión de Estados Unidos a Irak. Ahora vende su vida y se lanza a un peregrinaje entre cuerpos ensangrentados sólo para ver una vez más a sus hermanos vivos. Ana lucha contra sus adicciones, se regodea en las carencias de su entorno familiar y sufre como propios los fracasos de la izquierda mexicana en unos dudosos comicios. "Él, el narrador, que tiene lo peor de mí", dice Jorge Volpi, es un desarraigado que se desahoga con rabia y con dolor, sentimientos atravesados por la indiferencia, mal de estos tiempos.

Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968) emprendió en noviembre de 2007 la aventura de escribir una nueva novela en 100 entregas -micro capítulos- en su blog del Boomeran(g). "Quería explorar una manera diferente de narrar", dice el escritor.

En 182 páginas, este agitador de la Generación del crack, cuyo manifiesto cumple ya 15 años, cuenta las historias yuxtapuestas de tres personajes atravesados por la rabia, el dolor y sobre todo por el egoísmo, por la impasibilidad ante el dolor ajeno. "La llave para nuestra expulsión y salvación fue la de autoexiliarnos de nuestro cuerpo y alma para existir", pone uno de los muchos seguidores del blog en la entrada final, la número 100, en la que Volpi reflexiona sobre los orígenes del paraíso del que hemos sido desterrados. Y al que él ha decido llamar, como a su novela, El jardín devastado (Alfaguara).

Proceso doloroso

"Ha sido un proceso doloroso porque desde el principio me plantee explorar el dolor. Creo que la novela es una exploración del narrador, un proceso de liberación, en busca de un libro sobre la indiferencia, sobre el egoísmo como algo circunstancial del ser humano", dice Volpi. A la tarea de analizarse, añadió el cansancio que produce escribir cada capítulo a mano antes de volcarlo en su bitácora. "Escribir a mano cambia bastante el ritmo de la prosa por lo que se cansa la propia mano o por la velocidad que es menor, me gustaba esa combinación entre lo más primario y lo más tecnológico", explica.

Capítulos de dos líneas, que más parecen aforismos, intercalados con imágenes narradas en dos páginas, en una prosa que destila poesía. En El jardín devastado, Volpi juega con el halo de ventana a la intimidad que le ofrece la herramienta del blog.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Volpi/desnuda/dolor/jardin/devastado/elpepucul/20081228elpepicul_2/Tes

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Minificciones de Wladimir Márquez

EN LA PUNTA DEL DEDO (o El demonio en una botella)

Regreso ser amado. Garantía total. Use nuestro filtro negro de amor eterno imperturbable. Por difícil que crea lo dominamos, se lo humillamos a sus pies. Verdaderas fuerzas diabólicas al alcance de sus apetitos. Úsese con sumo cuidado. Producto de simple curiosidad.

EN LA PUNTA DEL DEDO II (o Historia del joven y la princesa cautiva)

Se alquila habitación en El Placer a joven caballero soltero, de buenas costumbres y excelente presencia, ordenado y sumamente limpio.
Con derecho a todo.

EN LA PUNTA DEL DEDO III (o Dinero inmediatamente)


Propónganos su negocio. Hacemos realidad sus deseos. Otros en este negocio reciben en garantía apartamentos, vehículos, joyas, VHS, TV, equipos de sonido y accesorios: puros bienes muebles e inmuebles. Nosotros aceptamos cualquier intangible de valor. Cualquier intangible, no lo dude. Recibimos en garantía títulos valores, contratos a futuro… También nos puede dar en prenda su fe, su olfato para los negocios o su buena suerte (o, al menos, la convicción de su existencia futura); de la mala, nos ocupamos nosotros. No se preocupe. Le resolvemos sus problemas y le hacemos realidad sus deseos Basta con que nos deje en consignación su alma ---estamos especializados en ese tipo de acuerdos. Y puede seguir usándola. Llame ahora mismo.
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Ficticianos en Ficción Mínima:






Rubén Pesquera Roa
"Creo con fervor que en boca cerrada no entran besos."

El testamento de Peeping Tom
—Sí, señor... soy yo y no, no me quedé ciego, ¡puros cuentos! Se me concedió la visión más hermosa que mortal alguno gozara, vi a Lady Godiva cuando su famosa cabalgata.
—Mercado de Coventry, 31 de mayo de 1043. No menos de cinco mil personas asistieron, dispuestas a mantener la cabeza baja y los ojos cerrados mientras su heroína montaba tan hermoso corcel. El único que se atrevió a mirarla fui yo, y no me arrepiento, tenía trece años y era aprendiz de sastre. Juré nunca decirle a nadie, pero ya no importa. Por eso, Padre, ésta es la primera vez que confieso mis pecados.
—Ella me guiñó el ojo y hoy traigo a la tumba el recuerdo fulgurante de aquella diosa de esplendor: lucía el más elegante de sus vestidos, de finísimo tisú, toda engalanada con sus joyas y los guantes de cabritilla acariciando la brida.

Cenicienta desencadenada
Recogió del piso la zapatilla de cristal, justo en el momento que lo derribaba una grieta telúrica. Mientras caía alcanzó a distinguir, a lo lejos y contra la luz de los incendios, una silueta descomunal. Lo último que oyó fue el estruendo de un coletazo fulminante que arrastraba consigo los alaridos desesperados de sus súbditos.

Écfrasis
En el pretil, la mecedora se mueve sin necesidad de esfuerzo alguno de parte de Abuelo, quien ocupado en vigilar a las niñas que juegan se balancea a capricho de viento y madera. Las vigas del piso gimen al parejo del viejo mueble y la mirada recorre de arriba a abajo —con precisión cronométrica— la curva, desde los árboles que delimitan la milpa recién barbechada, hasta los mugrosos pies descalzos de la más pequeña nietecita.
La madre, soltera y atareada con el metate, se baña en el sudor copioso del calor de la lumbre y el mediodía. Un niño, el hermano mayor, se acerca por la vesana acompañando al famélico hato de ganado.
El abuelo ha muerto desde las ocho de la mañana, pero sigue atento el juego de las niñas, es su obligación, su contribución a la magra economía doméstica. Ya después lo llorarán y prepararán café y novenario.
Para sosiego de todos, el anciano es sordo, y hace caso omiso al clamor de los ancestros que llegan a recogerlo, vaporosos y mezclados entre las escuálidas vacas.

Stabat Mater
María aguarda a la sombra de la Cruz. Cómplice y piadoso, el legionario romano, con su lanza, acerca a los labios de Jesús la esponja empapada en la tisana de hoja kemqhet. La bruja ha garantizado a tan amantísima madre que, con esta pócima, su hijo ha de resucitar en tres días.

Deseo
Tiene el miembro enorme, colosal. Cuando lo yergue es un monstruo de placer, ¡paso la vida anhelando ser penetrada!, ¡revolcarme con él sobre la paja!
Y veo cómo me acorrala. Se despoja de la ropa de faena y queda ante mí: desnudo, sudoroso, turgente el pecho y la verga enhiesta. Ansiosa de las palabras salvíficas me echo a sus pies:
—¡Ven acá, perra...!
Porque entonces, mientras mis genitales se inflaman, meneo la cola y ladro furiosa, estoy segura de que no soy cualquier perra..., ¡soy su perra!

Almendrita
La depositó suavemente sobre la hoja de álamo temblón y la cubrió con el pequeño trozo de pañuelo que acababa de cortar. La había matado tratando de alimentarla, un chisguete de su pezón la alcanzó justo en la frágil cabecita, aplastándola por completo. La mañana la encontró ocupada en llorar y en el intento de comprender su desgracia. La giganta cubrió la improvisada tumba con un poco de lodo y regresó a la tribu.

El palacio de las osamentas
La Bella Durmiente salió de su largo sueño y, alegre, comenzó a besar a todos para que participaran de la resurrección del Reino. Quienes iban despertando veían aterrorizados cómo el pellejo se les pudría, coagulaba y terminaba por caer al suelo, mientras el aire se saturaba con fétidas emanaciones. Muy pronto, el castillo se llenó de lamentos desesperanzados y nubes de polvo. La Princesa, vuelta loca y andrajos, subió corriendo la torre del homenaje dejando astillas óseas regadas por toda la escalera y perdiéndose, al fin, en un compasivo golpe de viento.

El Averangután
El Averangutang es un monstruo del Desierto Pinacate. Posee el plumaje colorido de los míticos Caballeros Águila –de donde se infiere su origen meridional– y el caminar oblicuo y tardo del hombre de las nieves –lo que habla de afinidades neanderthalianas. Los conquistadores españoles lo conocieron de oídas, aunque se sabe que era común en tiempos del Horizonte Clásico. Hace una semana, un ejemplar vivo fue avistado por una tropa de niños exploradores que se internaba en la zona del silencio. Los excursionistas lo persiguieron durante tres días, armados con palos y cámaras fotográficas, hasta que, de súbito, se echó a volar, rasando hacia ellos y defecándoles encima. Luego desapareció en la lejanía, aullando la Cabalgata de las Valkirias.

Bengalas
La chiquilla resistió hasta el último momento, mas tiritaba de frío y quería seguir viendo a la Virgen de Guadalupe. Puso fuego a la única lucecita que quedaba y se cerraron sus ojos: la explosión nuclear destruyó la Ciudad, calcinando a millones de habitantes.Ambas, muy juntas, se alejaron levitando entre las ruinas, inmunes a la radioactividad.—Me las hubieran comprado todas, ¿verdad madrecita? —aseveró la inocente vendedora.—Claro que sí, mi'jita, pero ya me los chingué —contestó María, apretando con fuerza la mano de la niña.
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Dos de Plesiosaurio


RONY VÁSQUEZ GUEVARA

El paraíso nuevo
Mientras astronautas, analistas y demás científicos se ocupaban de su trabajo, el agricultor de manzanas, A y su esposa E, abordaron una nave que les salvó de la explosión terrestre.
Cuando despertaron, un paisaje desértico los rodeaba: estaban en la luna. A, previendo el hambre en el futuro, metió la mano en el bolsillo y sembró una semilla. Esta vez, intentarán burlar a la serpiente.

CHRISTIAN ELGUERA OLÓRTEGUI

Reencarnación
Recordaré un nombre en el alba. Girará en el vacío. Gruñirá en la uña profana de la tarde. En la niebla diluida recordaré un nombre en el pálpito de la vértebra, en un mordisco, en un grito que se espesa en mi testa. Recordaré, acíbar sabor de cruda amelga, plenitud de mis alas, ganzúas y goznes de puertas inquebrantables, cuando este río cese, cuando esta mano, que me sumerge, decida por fin acabar mi faena.

Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana. Año I, Nº 1. Lima, noviembre de 2008.
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Fosa común (ficciones súbitas) de Armando Alanís


Aviso

En mi oficio de novelista, me pasa a veces que los personajes se rebelan y empiezan a actuar por cuenta propia. Hasta ahora, eso no entrañaba ningún peligro. Pero resulta que anoche el protagonista de la novela que estoy escribiendo, un asesino en serie, se escapó del archivo de mi computadora y anda suelto por las calles de la ciudad. Ustedes, lectores de este periódico, harán bien en tomar las debidas precauciones.

El color del deseo

–De rojo me gustas más –dijo el hombre todavía con el puñal en la mano.

Amor de lejos

Te amo con locura. Soy rico y poderoso y estoy dispuesto a darte todo lo que tengo. Pero no me correspondes y hasta me ignoras, como si yo no existiera, mientras te entregas a un egipcio tras otro, Cleopatra, en un pasado remoto al que por desgracia no pertenezco.

La bella y la bestia

Con ternura, con delicadeza, la tomó entre el pulgar y el índice y la levantó hasta el nivel de sus ojos para contemplarla de cerca. Demasiado tarde se dio cuenta de que no había sabido medir sus fuerzas: la había despanzurrado.

Bullicio

Dos comadres cuchichean. Cuatro o cinco hombres discuten con pasión sobre política y futbol; deben de ser buenos amigos. Se escuchan los clásicos jadeos de una pareja. En otra parte, se lleva a cabo una transacción comercial: alguien está dispuesto a ceder un palmo de terreno a cambio de un smoking nuevecito. Nunca imaginé que al final de mi vida vendría a parar a un sitio tan ruidoso.

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Palabras de Orlando Romano en La Nación

Gatuno II

Tengo la firme sospecha de que mi gata puede volar. Lo extraño es que aún no me haya contado nada.

Arte y vida

En un bar se me acercó uno de mis lectores. Comentó que un relato mío -el de seis bebés decapitados por su madre- lo tenía preocupado; quería saber si se trataba de un hecho real. "Naturalmente", le respondí. "Gracias al cielo", suspiró aliviado. Y agregó: Sería espantoso que la mente humana fuera capaz de inventar algo tan abominable".

Ateístas

Julius Sulimani, fundador de la Orden de los Incrédulos, jugó ajedrez con su discípulo mejor cuando el sol de la mañana se puso rojo, como de sangre. Confuso, quiso saber el discípulo de qué se trataba aquel fenómeno. El maestro respondió que era un eclipse; suceso raro, pero portento de la naturaleza al fin.

Minutos más tarde un unicornio pasó, trotando, junto a ellos. Adelantándose a cualquier pregunta, Julius comentó que, en la comarca, se mezclaban criaturas que no respetaban sus razas.

Seguían compenetrados cuando uno de los caballos blancos se transformó en un diminu to cordero que se devoró, una a una, las piezas restantes.

Jovencito, creo que deberemos rendirnos ante semejante evidencia. Cuando una disputa mental tan singular como ésta da señales de desquicio, hay que abandonarla -dijo el maestro, aferrando al cordero para ir a preparar la cena.

Al día siguiente estaban en el mismo sitio, jugando damas.

Orlando Romano nació en Tucumán, es escritor y periodista. Aquí, fragmentos de su obra Cápsulas mínimas, relatos hiperbreves.

La Nación. Espectáculos. Viernes 19/12/2008

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LA PASIÓN SEGÚN FICTICIA







LA PASIÓN: SEGÚN FICTICIA (segunda parte)
Relata los procesos de la formación del taller.


(fragmento de un artículo inédito) por Alfonso Pedraza Pérez



LOS PRIMEROS PASOS DEL TALLER:

En Julio de 2001 inicia el foro Marina, donde reside nuestro taller.
Desde su inicio, se estimuló la participación al taller mediante eventos de concursos. El incentivo, que implica competencia, fue bien recibido en el pequeño círculo de amigos: Cada diez días convocábamos a un concurso. La periodicidad elegida, fue buscando dinamizar la práctica de la escritura de minicuento, porque para su creación se requiere, de inicio, un proceso mental, posteriormente una primera escritura y una o más revisiones antes de su publicación en el foro
[i], y que la escritura fuera considerada como un trabajo constante, un ejercicio persistente; como la resolución de un problema que en el ámbito del taller es el tema o ejercicio propuesto en cada convocatoria. En contraste, como afirma Héctor Alvarado, cuando se está en el mundo real, el tema o propósito lo elegirá el escritor. “Entonces, escribir un cuento es escoger un suceso que puede ser único, concreto y cerrado cuya peculiaridad permita desarrollarlo como ficción,"[ii].
Conscientes de los limitados conocimientos que sobre el tema teníamos en el grupo, desde el inicio publicamos un boletín para cada concurso. Elegimos artículos sobre el cuento y minicuento, análisis sobre su escritura y consejos de celebres escritores que iban de Rulfo a Dolores M. Koch, de Cortázar a Lauro Zavala, de García Márquez a Violeta Rojo y así lograr un consenso y un nivel de conocimiento que nos diera, además de lo lúdico, armas para lo artístico. Se enviaron por e-mail a cada uno de los que lo solicitaban.
[iii]
Esto constituye, en nuestra historia del taller, la etapa de la crítica doméstica. Nuestros jurados fueron los mismos ficticianos, los más experimentados y reconocidos. Se llevaron a cabo diecisiete concursos en seis meses de funciones. En poco tiempo se empezó a notar la necesidad de recibir consejo y crítica de verdaderos eruditos del género.

SEGUNDA ETAPA: ENTRADA AL MUNDO REAL DE LA MINIFICCIÓN

La necesidad de elevar el nivel de nuestros escritos nos hizo buscarla con expertos en minificción. Invitamos al Prof. Lauro Zavala quien nos abrió el mundo real del género, y con su aval, el contacto con muchos especialistas quienes en calidad de jurados nos dieron, con sus comentarios, combustible de calidad para atizar durante años nuestra pasión
[iv]. La participación aumentó considerablemente en cada concurso. Hasta cincuenta minitextos en cada evento. Los jurados se hallaron en apuros, por la dificultad de enviar una crítica o comentario a cada uno de los participantes en únicamente los tres días de plazo que les asignábamos para dar su veredicto. Fue necesario restringir a un solo texto por participante y por concurso. Éste incremento en la concurrencia nos revelaba la gran apetencia de participación, no obstante la capacidad de atenderlos se percibía restringida.
En ésta segunda etapa la crítica es externa y de calidad, pero el taller aún no funcionaba como uno verdadero. Tuvo una duración de seis meses y llegó a su fin con el concurso del 1er. aniversario

TERCERA ETAPA: SE FORMA LA TRIPULACIÓN DE LA MARINA.

La dificultad que causó atender la creciente participación en los concursos precisó cambiar la estructura, una que funcionara como un verdadero taller virtual. De entre los participantes más animosos se seleccionaron una veintena, aquellos que ya mostraban conocimiento teórico y práctico en la escritura de minificciones. Con este grupo se crea la tripulación de la marina, que hasta el momento actual realiza las labores más afanosas y delicadas; examinar los textos y prodigar opinión y consejo a los autores participantes.
Los certámenes son mensuales. Los primeros veinte días de participación se destinan a la recepción de minicuentos. Un tallerista para cada uno de esos días atiende la marina: lee, analiza y enjuicia cada una de las minis que solicitan participar. Comenta e instruye a cada autor en el mismo foro en los siguientes días; elige de entre los participantes de su jornada, uno o varios textos participantes que a su parecer tienen calidad y merecen ser mejorados. Entonces, autor y tallerista comunicándose vía e-mail, pulen y aderezan el texto hasta su total satisfacción, y en el día veinticinco del mes la vuelven a publicar en el foro en la denominada “Muestra mensual”. Por último, dicha muestra se envía al jurado mensual para que elija la(s) mejor(es). Su dictamen nos indica qué minitextos reciben el privilegio de aparecer en un lugar de honor, en la cabecera de la Marina, cuya permanencia cambia en forma aleatoria cada día.
A partir de que existe esta modalidad, cosa atrayente, los participantes interesados pueden revisar cada uno de los comentarios y recomendaciones que el tallerista ofrece durante la jornada, no sólo los de sus propios textos. De esa forma pueden hacer un seguimiento de la depuración y progresión de cada minicuento.
Otro de los incentivos, es que ahora es posible participar cotidianamente. Para los ficticianos prolíficos es una bendición tener hasta un texto por día esperando crítica. Para aquellos que no han sido seleccionados en su día de participación, tienen la oportunidad de volver a concursar, con otro tallerista y con el texto ya retocado con los consejos que recibió en el primer intento. Estas ventajas son convenientes para hacerle comprender al participante asiduo que un escritor formal, no espera el llamado de las musas, escribe sus obras de calidad en base al trabajo continuo. Rulfo lo mencionaba, “Cuando empiezo a escribir no creo en la inspiración. El asunto de escribir es un asunto de trabajo”
[v].
Los temas o problemas estilísticos a resolver en cada concurso son elegidos por los jurados en turno, como una forma de estandarización de los textos y su evaluación sea más asequible. Al cabo de los siete años de actividades la diversidad en el listado de temas acaso merece un estudio aparte. De los generales de amor, dios, o locura, a los específicos como la masturbación, el estornudo, el ombligo. De la metaficción ultracorta y los ejercicios de estilo a textos de Alfonso Reyes, a los zaparos rojos. De las pesadillas a variaciones de proverbios. El ingenio y voluntad de recrear lo real y crear lo fantástico no es privativo de los participantes, también lo ha sido de los jurados.
Otro punto importante en los objetivos del taller es la crítica, la que se da y la que se recibe. Para ambas es indispensable el aprendizaje y la madurez que da la práctica. Ha sido la parte más difícil de desarrollar en el taller. Pasar del halago fácil o la descalificación sin bases a una crítica concienzuda y razonada se ha logrado, más no se ha generalizado
En esta etapa actual del taller, ya se aplica una crítica doméstica instruida, respaldada por jurados que tienen renombre y calidad.

[i] La extensión máxima de los mini textos, como supondrá, es arbitraria, y para el foro se consideró un espacio máximo de 1400 caracteres.
[ii] ALVARADO, Díaz Héctor. Del cuento y su escritura. (Ponencia presentada en el homenaje que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 1989 rindió al escritor Edmundo Valadés.) Apareció en “El Cuento. Revista de imaginación” No. 117. Enero-Marzo de 1991.
[iii] Se enviaron un total de 34 artículos en igual número de concursos de la primera y segunda etapa del taller.
[iv] Inicia el día 12 de enero de 2002 con el XVIII concurso y entre los jurados están muchos de los contribuyentes del blog.
[v] RULFO, Juan. Una verdad aparente. Apareció en la revista “El centauro”, de Morelia. Tomado en El cuento. Revista de imaginación. Nº 113. Enero-Marzo de 1990.
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Ariadna II. Lilian Elphick


Mira, el asunto es que maté a Teseo. Fue rápido y limpio. Dijo “perra traicionera”, y cerró los ojos. Luego, todo fue fácil. Entré al laberinto a buscar a Minotauro. Cuchito, cuchito, llamé. Y él me respondió con unos gemidos asustados. ¿Se fue el loco? Sí, gatito, para siempre. Gracias, preciosa, no sé cómo agradecerte. Me puedes rascar el lomo, me encanta. ¿Ahí? Sí, pero un poco más arriba. ¡Sigue, sigue! ¡Ahhhhh! Sé que suena perverso, pero tócame la cola. ¿Así? Más fuerte, más fuerte. Ahora, trata por aquí y aquí y acá.

Cuento corto: después de tantas caricias, le mordí el cuello y lo asfixié. Balbuceó “perra”, a secas, y murió con la carpa alzada, como Teseo.

Aquí hay un enredo muy grande. Pásame las tijeras, anudamos nuevamente y seguimos ovillando.
¿Vale?

Óleo: Diego Latorre.
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Antología del Poema en prosa en México (1993)

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Flash Fiction (1992)

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Word of Mouth vol. 2 (1991)


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Word of Mouth vol. 1 (1990)


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Brevísima Relación (1990)

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Dos fábulas de Wilfredo Machado


WILFREDO MACHADO. Barquisimeto, Venezuela, 1956. Narrador.
Obras principales: Contracuerpo (1988); Fábula y muerte del ángel (1991); Libro de animales (1994); Manuscrito (1994); Poética del humo. Antología impersonal (2003).

Fábula de un animal invisible

El hecho –particular y sin importancia- de que no lo veas, no significa que no exista, o que no esté así aquí, acechándote desde algún lugar de la página en blanco, preparado y ansioso de saltar sobre tu ceguera.

El animal invisible

Fábula del unicornio

Cuando Noé vio el cuerno que sobresalía de la espesa crin en la frente, no dudó ni un instante sobre la identidad del animal que pedía humildemente ser aceptado en el Arca ante la inminencia del Diluvio.

Jamás había visto a un unicornio, pero los libros antiguos lo describían como un animal más bien pequeño, semejante a una cabra y de carácter huidizo; con un largo cuerno rematado en una afilada punta, parecido a ciertas especies de caracol no muy abundantes en estos días.

Cuenta la tradición que, finalizado el Diluvio y agotados los pájaros para ir y venir a través de la tormenta y de la noche, Noé envió al unicornio a comprobar si había bajado el nivel de las aguas. El unicornio se arrojó a la oscuridad y al tocar el líquido comenzó a hundirse. Ante la cercanía de la muerte rogó a un dios por su vida. Este lo transformó en un narval, dejándolo conservar sólo el cuerno como memoria de un pasado que desaparecía en el océano del tiempo.

En las noches claras, cuando el viento rompe el crepúsculo del agua en ondas oscuras, añora galopar bajo el vientre de una doncella desnuda como la luna como una pecera de fondo.

A veces atraviesa a algunos bañistas con su afilado cuerno buscando a Noé desde tiempos remotos.

Tomado de Libro de animales. Caracas: Monte Ávila, 1994

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60 short short stories Sudden Ficction ( 1989)

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La mano de la hormiga (1988)

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Ficción Súbita (1986)

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Short Shorts (1983)

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100 malicious little mysteries (1981)

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Rogelio Guedea premiado

Rogelio Guedea obtiene el 62º Premio Adonáis

El poeta mexicano, afincado en Nueva Zelanda, recibe el galardón por la obra 'Kora'

EFE - Madrid - 15/12/2008

El mexicano Rogelio Guedea, afincado en Nueva Zelanda, ha ganado hoy la 62 edición del Premio Adonáis de Poesía por su obra Kora. La sevillana María Eugenia Reyes Lindo ha sido accésit del Premio Adonáis 2008 por El fabricante de ruinas, mientras el mexicano Alfredo Juan Félix-Díaz González ha obtenido el segundo accésit por Si resistimos.

El jurado del premio ha estado formado por Joaquín Benito de Lucas, Antonio Colinas, Julio Martínez Mesanza y Carlos Villa. El premio, que no tiene dotación económica, establece la publicación de la obra ganadora por ediciones Rialp.

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Microcosmic Tales (1980)

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El libro de la imaginación (1976)

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Antología del cuento breve en México (1970)

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50 short science fiction tales (1963)

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75 Short Masterpieces (1961)

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Cuentos breves y extraordinarios (1955)

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Tres de Ana Paruolo


Tetis

Cuando le dijo que si el agua bajaba se vería una isla, “dos” dijo, y mostró sus tretas.

Edipón

Cómo era posible que un hombre de su sabiduría, se confesara a destiempo.

Cronos

Si la temporalidad fuera efímera, todos nos sujetaríamos a la línea.
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Textículos de varios autores

SEXO ORAL

Mi amada está cansada de chupármela. Ya vale de sexo oral, me dice. Pero dada su condición, intento razonar, pellizcándole un pezón. Es de lo poco que podemos hacer. Ella se pone roja como un cangrejo. ¡Me voy, ahí te quedas, que eres un guarro!, me grita; y mi sirena salta del barco y se aleja por el ancho mar, meneando su cola de pez con brío y cierto despecho.
Roberto Malo. Zaragoza


LÁZARO
Cuando Lázaro resucitó, la mortaja le impidió ver la enorme losa de su tumba, tropezó con ella, cayó, y volvió a morir. Jesús cabeceó, decepcionado.
Piluno


AMENAZAS

-Te devoraré -dijo la pantera.
-Peor para ti -dijo la espada.
William Ospina. Colombia

EL HOMBRE INVISIBLE

Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.
Gabriel Jiménez Emán. Venezuela


NOTA FALSA

Tocó el músico lo que no debía tocar, y murió en la explosión.
Eduardo Casanova. Venezuela


CARRERA

Sus piernas se despegaron del resto de su cuerpo mientras caminaba por la acera. Emprendieron carrera indetenible y atravesaron la calle, saltaron un cerco y se perdieron en el parque. Él, de pie, las vio alejarse.

Miguel Hidalgo Prince. Venezuela

CUENTO TRUNCO
Había una vez un cuento que quería ser de nunca acabar, pero en la primera frase, después de la tercera coma, terminó.

Miguel Hidalgo Prince. Venezuela

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Ficticianos en Ficción Mínima






Aglaia (N. Vidal)
La palabra es mi vicio. El vicio, para que sea placentero, conviene disfrutarlo en forma semisecreta. Además, detesto las semblanzas.


La pluma y las plumas.
El cuento fue, en realidad, una venganza de Reyes. Salvador Novo le había robado a su cocinera y D. Alfonso, disgustado y hambriento, compuso un relato en el que un elefante –de rasgos muy semejantes a los suyos- pateaba, pisaba y desvencijaba a un hombre –curiosamente parecido al ladrón-. Octavio Paz, en su autobiografía, recuerda el modo en que Reyes solía narrar la anécdota:
“Ya saben ustedes como es Novo: hombre de pluma con muchas plumas y afición por los apéndices; que muera tocando rabos es de justicia poética...”

En canal.

Desnuda sobre el mármol, debajo del cuchillo que palpita... jugosa, sonrosada... conservo los espasmos de la sangre caliente y el celo de animal que embiste y muere. Revestida de olor a carne fresca y víscera, tirito en el acero que penetra los músculos aún cálidos. Seccionas con cuidado la piel que cubre el seno, bajas el arma helada por los lomos a separar los nervios, los tendones. Y vas pinchando aquí, picando allá... rebanando despacio, laminando los huesos del deseo... Me tornas, me volteas, me doblas, me desgajas inerte sobre el mármol ya húmedo de humores, curvada de la espalda hacia la hoja que huye del corazón y me destaza.

Contratiempo.
La policía, por error, detuvo al asesino antes del crimen. La víctima, sin trabajo, termino suicidándose.

Disponibilidad absoluta.
Señorita de moral elástica se ofrece a regentar casa chica con gastos de casa grande. Pobres abstenerse.

De cómo se murió María Pérez.
Un buen día, allá por el año de la polka antigua, trancó la puerta y tiró la llave. Sacó los recuerdos por la ventana, cerró postigos, corrió cortinas y se enterró.
Los arqueólogos la encontraron, algo encogida de su huesos, cerca de un nido de cucarachas. Necesitaba urgentemente una mano de plancha y un pase de plumero, por lo demás estaba bien.
La ciencia dedica largas horas al estudio de sus arrugas. Para cubrir gastos de investigación la exponen, algodones y almidones de por medio, en el Museo de Antropología.

Efecto dominó.
Tengo mucho sueño. Y decir mucho es decir poco. Tengo todo el sueño del mundo y algunos pedazos más que se me perdieron por ahí. No quepo dentro del sueño, esto es, no me cabe el sueño dentro; se me derrama igual que esas hebras de algodón de azúcar que se enredan en los árboles de la Alameda por Navidad. Así voy a todas partes, recogiendo fragmentos de sueño en los rincones, las coladeras, los semáforos... Los pierdo e intento recuperarlos para evitar contagios ajenos: es, ésta del sueño, enfermedad tactotransmisible de carácter masodérmico. Camino por la calle entre las musarañas, camino y me tropiezo con chiquitos pequeños restos de sueño, fragmentos miniminúsculos que se me cuelan dentro del bolsillo, o del bolso, o de la bolsa de la compra y se enquistan ahí, agazapados, pacientes, calladitos del todo sin hacer ningún ruido porque saben, que más tarde que temprano, se me antojará un helado de chocolate con cubierta de chocolate y salsa de chocolate, que meteré la mano en el bolsillo, o en el bolso, o en la bolsa de la compra y una esquirla de sueño, pegada a una moneda de diez pesos, se pegará a la mano que se pegará al helado que se pegará a la lengua que lamerá el sueño que me dará más sueño que el que tengo..., y entonces las teclas del teclado se morirán de sueño..., y ya no podré escribir porque se me pasmarán los dedos de tanto sueño..., y, además, usted, que siempre tiene sueño, estará tan dormido que no podrá leerme...
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Seis de Alejandro Bentivoglio


INTERVALO DEL HOMICIDA

Buscando el cadáver de su esposa, a la que apenas recordaba haber asesinado, encontró unas cartas que ella le había escrito muchos años atrás. Se sentó a leerlas y no pudo evitar llorar como un chico que ha descubierto que su madre nunca volverá.

Incluso el cuchillo que guarda sin limpiar en la cocina, parece más pequeño en la hora de recuerdo.

DIA DE CLASE

El maestro pidió el cuaderno al niño. El niño se lo entregó y el maestro pudo ver que solo había garabatos y dibujos sin sentido.

-¡Usted es un irresponsable! –gritó el maestro-. ¡Vaya a la dirección!

El niño asintió con gesto cansino, el gesto del que conoce bien la terrible distancia que separa la infancia de la adultez. Se levantó del pupitre con extrema delicadeza, se alisó los bigotes y salió del aula.

MASCOTAS

Hoy ya no pude encontrar ni siquiera un pelo en mi cabeza. Decidí ocultar mi calvicie con un sombrero. En la calle nadie parece notarlo. Excepto unos niños, que con sus manitas temblorosas señalaban el bolsillo de mi saco, peludo, palpitante.

PSICOPATHIA SEXUALIS

La mujer desnuda permanece en la cama sin que nadie se le acerque. En el armario, dos hombres con capuchas de látex acarician ropa interior y muerden zapatos.

Un tercer hombre, más pequeño, aguarda en el living. Sonríe pasivamente. Su cuerpo está quieto. Cuando alguien toca el timbre, él grita satisfecho.

LO MISMO EN LA VIDA QUE EN LA MUERTE

Su afición al dinero continuó aún en la muerte. Así que cuando vio la barca de Caronte, preparó dos monedas falsas para pagar. El barquero tomó lo que se le daba y le indicó que subiera. El viaje fue largo y silencioso. Cuando llegaron a tierra, Caronte le hizo una seña para que bajara, ya estaba en la última morada de los muertos.

Al dar los primeros pasos encontró un enorme palacio de cartón pintado. Árboles de papel. Ridículos animales de telgopor.

COMENTARIO HECHO AL BORDE DE UN PUENTE POCO FRECUENTADO

El suicidio es una de las formas de cortesía que más debería inculcarse desde la niñez.

Famoso es el caso de un verdadero caballero amigo mío que apenas ser presentado a los invitados de una fiesta organizada en un décimo piso, saltó por la ventana para no importunar a nadie con su presencia.

Hoy en día, en cambio, la gente prefiere la grosería de permanecer viva y entre nosotros.

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Antologías y estudios de Minificción. Años 90. Lauro Zavala

1990. Zahava, Irene, ed. Word of Mouth. Short-Short Stories by 100 Women Writers, vol. 2. Freedom,  California, The Crossing Press

1990. Bell, Andrea. “The cuento breve in modern Latin American literature”. Stanford University. Tesis doctoral, 1991 (sobre Venezuela, Argentina, Uruguay, Chile)

1991.  Epple, Juan Armando: ed. Brevísima relación. Antología del micro-cuento hispanoamericano. Santiago de Chile, Editorial Mosquito Comunicaciones. (Hay una nueva edición publicada en 1999)

1992. Cajero Vázquez, Antonio. “El lector en Continuidad de los parques. Un cuento de Julio Cortázar”.  Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México, Tesis de Licenciatura en Letras Latinoamericana

1993. Thomas, James; Denise James & Tom Hazuka, eds. Flash Fiction. 72 Very Short Stories. New York, W. W. Norton

1993.  Díaz, R. y Carlos Parra Breve teoría y antología sobre el minicuento latinoamericano. Neiva (Colombia), Samán Editores

1993.  Sorensen, Rosemary, ed. Microstories. Tiny Stories. Auckland-London, Angus & Roberstson (Harper  & Collins)

1993.  López Parada, Esperanza. “Bestiarios americanos: la tradición animalística en el cuento  hispanoamericano”. Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid

1993. Rojo Fernández, Violeta. “El minicuentos hispanoamericano. Propuestas para una caracterización discursiva". Tesis de maestría. Universidad Simón Bolívar, Caracas.

1993. Weinberg, Robert; Stefan Dziemianowicz & Martin Greenberg, eds. Dastardly Little Detective Stories. New York, Barnes & Noble

1993. Helguera, Luis Ignacio, ed. Antología del poema en prosa en México. México, Fondo de Cultura Económica

1994. Bustamante, Guillermo Zamudio & Harold Kremer, eds. Antología del cuento corto colombiano. Colombia, Universidad del Valle

1994. Quiroz Velázquez, Carmina Angélica & Verónica Vargas Esquivel.  “Una propuesta para desmitificar el Génesis 3”. Universidad Autónoma del Estado de México, Tesis de Licenciatura en Letras Latinoamericanas

1994. Brandenberger, Edna, ed. Cuentos brevísimos / Spanische Kürzest-geschichten. Munich, Deutscher  Taschenbuch Verlag

1995.  Moss, Steve, ed. The World’s Shortest Stories. Murder. Love. Horror. Suspense. All this and much more in the most amazing short stories ever written—each one  just 55 words long! Philadelphia – London, Running Press, 1998

1995. Toti, Gianni, ed. I racconti piú brevi del mondo. Roma, Edizioni Fahrenheit 451

1996. Epple, Juan Armando, ed. Brevísima relación sobre el cuento brevísimo. Washington, Organización de Estados Americanos.  Número especial cuádruple de la Revista Interamericana de Bibliografía. Contiene 12 estudios sobre el género y una antología de 100 minificciones hispanoamericanas

1996. Jiménez Emán, Gabriel, ed. Ficción mínima. Muestra del cuento breve en América. Caracas, Fondo Editorial Fundarte

1996. Rodríguez Romero, Nana. Elementos para una teoría del minicuento. Tunja (Colombia), Colibrí Ediciones

1996. Rojo, Violeta. Breve manual para reconocer minicuentos. Caracas, Fundarte/Equinoccio.

1996. Stern, Jerome, ed. Micro Fiction. An Anthology of Really Short Stories. New York, W.W. Norton

1996. Brasca, Raúl, ed. Dos veces bueno. Cuentos brevísimos latinoamericanos. Buenos Aires,  Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos

1996. Círculo Cultural Faraoni. Quince líneas. Relatos hiperbreves. Prólogo de Luis Landero. Barcelona, Tusquets, Serie Andanzas, Num. 288. Barcelona

1997. Brasca, Raúl, ed. 2 veces bueno 2. Más cuentos brevísimos latinoamericanos. Buenos  Aires, Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos

1997. Del Valle Pedrosa, Concepción. “Como mínimo. Un acercamiento a la microficción hispanoamericana”.  Universidad Complutense de Madrid. Tesis doctoral, 528 p.

1997. Pérez Beltrán, Angela María. Cuento y minicuento. Bogotá, Colombia, Página Maestra Editores. Contiene un estudio del género y una antología

1997.  Rojo, Violeta. Breve manual para reconocer minicuentos. México, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, 1997. Contiene una antología en las páginas 135-191

1997. Lagmanovich, David. Microrrelatos. Tucumán (Argentina), Cuadernos de Norte y Sur

1997.  Allen, Roberta. Fast Fiction. Creating Fiction in Five Minutes. Cincinatti, Ohio, Story Press

1998. Torres, Alejandra, ed. Cuentos breves latinoamericanos. Buenos Aires, Coedición Latinoamericana, 1998

1998. América. Cahiers du CRICCAL no. 18. Formes brèves de l’expression culturelle en Amérique Latine de 1950 à nous jours. Tome 1: Poétique de la forme breve. Conte, Nouvelle. París, Université de la Sorbonne Nouvelle

1998. Tomassini, Graciela & Stella Maris Colombo. Comprensión lectora y producción textual. Minificción hispanoamericana. Rosario, Argentina, Editorial Fundación Ross. Contiene una breve antología didáctica

1999. González, Joseluis, ed. Dos veces cuento. Antología de microrrelatos. Madrid, Ediciones Internacionales Universitarias

1999. Zavala, Lauro, coord. Lecturas simultáneas. La enseñanza de lengua y literatura con especial atención al cuento ultracorto. México, UAM Xochimilco, 1999 Contiene ocho estudios y ensayos provenientes de Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, México y Perú

1999. Moss, Steve & John M. Daniel, eds. The World’s Shortest Stories of Love and Death. Passion. Betrayal.  Suspicion. Revenge. All this and more in a new collection of amazing short  stories – each one just 55 words long! Philadelphia – London, Running  Press, Philadelphia

1999 Aguilar, Liliana: El cuento breve. Y de cómo el espacio se fugó de la hoja. Córdoba, Narvaja Editor

 

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