Fosa común (ficciones súbitas) de Armando Alanís
Aviso
En mi oficio de novelista, me pasa a veces que los personajes se rebelan y empiezan a actuar por cuenta propia. Hasta ahora, eso no entrañaba ningún peligro. Pero resulta que anoche el protagonista de la novela que estoy escribiendo, un asesino en serie, se escapó del archivo de mi computadora y anda suelto por las calles de la ciudad. Ustedes, lectores de este periódico, harán bien en tomar las debidas precauciones.
El color del deseo
–De rojo me gustas más –dijo el hombre todavía con el puñal en la mano.
Amor de lejos
Te amo con locura. Soy rico y poderoso y estoy dispuesto a darte todo lo que tengo. Pero no me correspondes y hasta me ignoras, como si yo no existiera, mientras te entregas a un egipcio tras otro, Cleopatra, en un pasado remoto al que por desgracia no pertenezco.
La bella y la bestia
Con ternura, con delicadeza, la tomó entre el pulgar y el índice y la levantó hasta el nivel de sus ojos para contemplarla de cerca. Demasiado tarde se dio cuenta de que no había sabido medir sus fuerzas: la había despanzurrado.
Bullicio
Dos comadres cuchichean. Cuatro o cinco hombres discuten con pasión sobre política y futbol; deben de ser buenos amigos. Se escuchan los clásicos jadeos de una pareja. En otra parte, se lleva a cabo una transacción comercial: alguien está dispuesto a ceder un palmo de terreno a cambio de un smoking nuevecito. Nunca imaginé que al final de mi vida vendría a parar a un sitio tan ruidoso.
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