Eduardo Gotthelf en la Cumbre de Copenhague




MAÑANA
Cuando la cucaracha despertó, la humanidad ya no estaba allí.

RUTINA
Volvió del trabajo solo, manejando una enorme 4x4. Su casa se distinguía desde lejos, siempre iluminada con lámparas incandescentes. Ni bien llegó, abrió las ventanas, encendió el televisor y puso al máximo el aire acondicionado. Luego se duchó cuarenta y cinco minutos con agua muy caliente. Se secó y tiró los toallones al canasto. Relajado, se ubicó en el sillón, control remoto en mano. La pantalla informaba acerca del aumento de la desertificación, los datos eran… Cambió de canal. En el de dibujos animados, un monito serruchaba la rama en la que estaba sentado. Era muy, pero muy divertido.
De “Cuentos Pendientes”.

VERDAD INCÓMODA
– Si seguimos así, –advirtió –el planeta se va al carajo.
Pero no le hicieron caso. Nadie es profeta en su Tierra.
De “Principio de Incertidumbres”.

FUTURO IMPERFECTO
La atmósfera contaminada ya no pudo detener los rayos nocivos. Protegidos por sus trajes de piel de oso, sólo los esquimales sobrevivieron.
Ahora son los únicos habitantes de la Tierra. Pero no son felices: de noche la temperatura mínima es de cuarenta y tres grados centígrados.
De día, en cambio, hace calor.

MEDIOS
Ayer supimos que la Humanidad va a desaparecer este fin de semana, a causa de la contaminación que generó.
La radio, la televisión y los diarios explican que es necesario restablecer el equilibrio ecológico, y que debemos aceptar este sacrificio para que las demás especies puedan sobrevivir.
En esta última instancia, los medios justifican el fin.

MÁXIMO GALARDON
Pocas especies sobreviven al cataclismo. Una de ellas evoluciona rápidamente, sus individuos aumentan de tamaño y se hacen inteligentes. Desarrollan la ciencia, dominan la tecnología, cultivan el arte.
Todos los años, quienes hayan realizado investigaciones sobresalientes, inventado técnicas revolucionarias o hecho contribuciones notables a la sociedad, reciben un “Gregor Samsa”, el premio más importante al que pueda aspirar un cucarachón.

6 comentarios:

Eduardo Gotthelf | 14 de diciembre de 2009, 14:15

Los pasajeros del Titanic no sabían que adelante había un iceberg.
Nosotros sí sabemos. Nosotros lo pusimos ahí.

Graciela Tomassini | 14 de diciembre de 2009, 15:17

¿Quién dijo que todo está perdido?
La literatura no nos salva del Armagedón, no hace la revolución, no combate el cólera ni alimenta a los hambrientos, pero mientras siga desmantelando supuestos, mientras deslice su lúcida navaja por la superficie rocosa de los lugares comunes, será un artículo de primera necesidad.
Felicitamos a Eduardo Gotthelf por infiltrarse de manera tan efectiva en la cumbre de Copenhague.
Graciela T., de Rosario.

Paginagris | 16 de diciembre de 2009, 15:14

No me sorprende porque uste es muy talentoso, pero que se haya colado en Copenaghe ¡vaya influencias! FELICITACIONES

Anónimo | 25 de diciembre de 2009, 14:24

Mis respetos señor.
Lástima que lo que usted aquí escribe no sea ciencia ficción.
Desde Monterrey México
Thelma Sandler

Anónimo | 25 de diciembre de 2009, 14:40

Hola, Eduardo. He estado literalmente "enfrascada", disfrutando de sus microrrelatos; considero que están entre lo mejor que he leído del género.El suyo es un libro muy original, desde todo punto de vista. Cariños, Mariángeles Abelli Bonardi

Anónimo | 28 de diciembre de 2009, 10:06

Felicitaciones Querido Amiguelo !!!
Es un hecho.... tu escritura desde el corazón no solo alimenta el alma de los que tanto te queremos!!!!
Merce de Esquel

Publicar un comentario