Explicación científica de la lluvia de cenizas ocasionada por el Puyehue. Eduardo Gotthelf

LA LLUVIA DURA
Víctimas de un de un frío celeste, una eternidad de aburrimiento, fueron abajo a robar una migaja de fuego, casi en broma. Ya calientes, sucumbieron a la tentación de la manzana asada. Poco duchos en el manejo de esas llamas, no pudieron evitar el  incendio del Paraíso. Sus cenizas nos caen como lluvia o expiación.

1 comentarios:

Anónimo | 23 de junio de 2011, 19:29

Es extraño como resulta entristecedora una lluvia de cenizas, tal vez porque que no provoca protegerse de ella ni salir a recibirla con boca y palmas abiertas, tampoco sacia o destruye los campos, sólo es un recordatorio mudo y lento del paraíso desaparecido.

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