Tres inéditos y otros de Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu de Fabián Vique

De Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu:

Sueño recurrente del trasplantado cerebral
Duerme. Vienen pájaros. Picotean su cabeza. Se despierta liviano, sin preocupaciones mundanas. Levanta vuelo, picotea cabezas dormidas. Con los trocitos de cerebro construye un nido. Se acuesta agotadísimo (hacer un nido con trocitos de cerebro no es tarea sencilla). Se duerme. Vienen a visitarlo unos pajarracos. Se agarra la cabeza. Ladra.

Club de fans
Todas las chicas están enamoradas del cantante pero una de ellas debe hacer el sacrificio de fingir indiferencia para que el cantante siga componiendo las canciones que enamoran a todas las chicas.

De lejos dicen
Según el último informe (escueto por cierto) emitido por el telescopio Hubble, el Universo que nos alberga es esencialmente triste.

Pensamiento telepático transmitido por Lee Harvey Oswald a Jacqueline Kennedy, un mediodía de noviembre de 1963, en Dallas
Querida Jackie:
Estoy mirando a través de la ventana, esperando que pases con quien te dio la fama, el dinero y las galas que tanto ansiabas.
Ahí vienes, qué gestos eficientes usas para saludar a la multitud, se ve que has practicado.
Yo también he ensayado mucho lo mío, y no creo que falle.
¿Ves? ¡He dado en el blanco! Es la belleza de la precisión…
Ahora te veo tal como te imaginaba, reptando como una serpiente por la Lincoln Continental, en busca de una salvación.
Pero no temas, amada mía, no hay balas para ti. Esta imagen, que está en la mira de mi fusil y en el visor de una cámara, se repetirá infinitas veces. Esta imagen nos unirá secreta y eternamente.
Lo demás, como dijo el poeta, es silencio.

Elefantástica
Le pregunté a la señorita Imposible qué podía hacer para ganarme su amor o por lo menos la posibilidad de tomar una tarde un helado en la plaza del pueblo. Me dijo que si le llevaba cincuenta orejas de elefante, lo iba a pensar.
Mis amigos decían que se trataba de una maniobra dilatoria, pero yo era un hombre enamorado y al cabo de quince años de cacería, maté veinticinco elefantes y le llevé, en un camión, congeladas y en bolsas de consorcio, las cincuenta orejas de elefante.
Ella me abrió las puertas de su corazón y fuimos a la plaza del pueblo y tomamos dos helados. Yo de chocolate y dulce de leche, ella de banana split y ananá.
Entre cucharada y cucharada me contó que se postulaba para la concejalía por el Partido Intransigente y se casaría pronto.
Volví a la selva donde ya me sentía como en casa y contrabandeaba marfil. Un amigo me contó que efectivamente la señorita Imposible ganó la concejalía, y se casó con el señor afortunado, y fueron muy felices y comieron orejas de elefante.

Variaciones sobre el sueño de Chuang Tzu

2
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Un coleccionista de mariposas vio volar el curioso ejemplar, tomó la red y la capturó muy fácilmente. Luego metió al lepidóptero en un libro. Días después, lo clavó en un cartón. Hoy en día, Chuang Tzu se exhibe en una vitrina del Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Meng.

5
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar, salió volando. La esposa le gritó ¡Cuidado Chuang! Demasiado tarde. Chuang Tzu se rompió la crisma contra el borde de la mesa de luz. El chiste le costó 14 puntos y el resto de la vida alimentándose a sopa de arroz con una pajita.
7
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar no sabía qué clase de mariposa era y se puso a estudiar entomología. Así fue como China ganó un innecesario especialista en lepidópteros y se perdió un gran filósofo.

12
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Una mariposa cualquiera, una mariposa anónima, arquetípica. Por eso es un error y un signo de omnipotencia pretender que una mariposa, cuando sueña con un hombre, sueñe con ser un hombre específico, sea este Chuang Tzu, Matusalén, Buda o el carnicero Enrique. Cuando una mariposa sueña que es un hombre sueña un hombre vacío de identidad, un hombre anónimo, arquetípico, abstracto. Para una mariposa no existe Chuang Tzu ni ningún otro hombre en particular. Para una mariposa todos los hombres son iguales.

15
Una mariposa soñó que era Chuang Tzu. Al despertar no sabía si era una mariposa que había soñado que era Chuang Tzu, o si era Chuang Tzu y estaba soñando que era una mariposa. A las otras mariposas el relato no les pareció extraordinario.

21
Chuang Tzu se murió. Al resucitar no sabía si era Chuang Tzu, que había vuelto a la vida, o si era una versión china de Jesucristo.

No todo es sueño el de los ojos cerrados
Me desperté y la casa era más alta y más vieja y no era la casa. Me desperté y un grupo de adolescentes contaba historias de terror alrededor de una fogata y yo era uno de los adolescentes y era uno de los personajes de una de las historias. Me desperté y unos médicos debatían sobre las condiciones del colon que examinaban y al parecer era el mío y yo era uno de los especialistas y emitía alegremente mis opiniones. Me desperté y todo estaba en orden, la pared naranja, la tele encendida, el reloj en la pared. Me desperté y viajaba en un tren que trepaba una montaña. Me desperté y estaba dormido, soñando.
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Inéditos:

En la necrópolis
Cuando vi mi nombre en la lápida, me dije: “qué curioso, un tipo con mi mismo nombre”. Cuando me acerqué y vi la foto, reflexioné: “qué curioso, un tipo con mi misma cara”. Cuando me dirigí a un sepulturero, le conté el hecho y con mi mejor gesto de suficiencia le comenté que seguramente la gente supersticiosa interpretaría esa clase de coincidencias como pruebas de vidas ultraterrenas o paralelas, el tipo siguió cavando como si no hubiese oído nada.

El Pozo de la Piedad
Hacia el lado Este del pueblo hay un cerro en cuya cima se hunde un pozo cuyo fondo sólo conocen quienes se han zambullido con la intención de no volver para contarlo. Lo llaman “El Pozo de la Piedad” y allende las fronteras abundan las leyendas sobre vidas subterráneas y ultraterrenas.
Pero aquí nadie cree en cosas raras: cuando vemos a alguien caminar hacia el pozo sabemos que se trata de un disconforme con su suerte, un desencantado, un abandonado de la gracia. La mayoría va en soledad, pero también suben parejas y hasta grupos familiares completos.
–¿Por qué lo llaman “Pozo de la Piedad”, mamá?
–No sé, hija, no sé.

Guerreros
El mar se enarca debajo de las barcas y vamos hacia delante. Alcanzamos las naves del enemigo, salto en alto y ¡a la carga Barracas! Arranca la batalla. Zumban las espadas y las bayonetas se alzan firmes, enhiestas. Gritamos, avanzamos, quebramos huesos, cortamos plumas, degollamos.
Después viene lo mejor: la noche, el fuego, las narraciones, las curaciones, los brindis con el vino del enemigo, los roces casuales, los abrazos, las caricias, el descanso en brazos del compañero.

1 comentarios:

Juan Romagnoli | 10 de enero de 2012, 17:12

La maestría de Vique, con su dósis de acidez! "Guerreros" la rompe.

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