Microrrelatos orales: Javier Gómez
Breve biografía
Javier Gómez es un traductor y escritor de Rosario, Argentina que a veces se convierte en Zemog Oderam o en Zé do Madeiro. Nació en esta ciudad y de su padre heredó el gusto por las letras y la capacidad de escribir algo más o menos coherente. De su madre heredó la tenacidad y la nariz. También fue (¿o es?) periodista de rock, intérprete ocasional, cocinero y muchas otras cosas. Pueden leer sus escritos en http://cabizbundoymeditabajo.
Dos finales
El final era necesario. A dos horas de la entrega, pateaba los adoquines con odio. La música le mordía el cerebro, se retorcía para acomodar los ruidos de la calle en su cadencia deforme. Despreciaba esas últimas frases que no llegaban a los dedos. El final era necesario. Una hora y media, tres cafés y ni una letra. Salió del bar. Los viejos, lagartos al sol en la plaza. Un banco roto, la escuela cerrada, rejas verdes. Una hora. El final era necesario. Con la vista esquivaba los conocidos del barrio. Media hora. Las letras se desordenaban, era inútil. Caminaba más rápido. La casa estaba cerca. Cruzaba la calle sin mirar y pudo cerrar una idea. El alivio del punto final tapó la luz roja, la frenada y los gritos. Ese final no era necesario.
Los dueños de casa
No importaba cuánto los estudiasen, nunca lograban comprender los asuntos de los grandes. Los veían salir de la cama y correr al baño, a la cocina, a la cochera. La puerta los escupía hacia la calle, como atragantada. Tampoco tenían sentido los llantos ahogados en la almohada, las llamadas a escondidas, los gritos ocasionales, la cena en silencio y ese árbol con luces de colores una vez al año. Jamás conseguirían entender a los grandes. Se encogieron de hombros, se rascaron las orejas puntiagudas y volvieron a la cueva, detrás de la biblioteca. En el caldero hervían las diez arvejas robadas.
3 comentarios:
Muy buena lectura, Javier! El tono sobrio, desprovisto de énfasis, le hace justicia a estos dos excelentes microrrelatos.
Muy bueno. Hay que disponerlos para download.
Gracias por los elogios y la buena onda.
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