Minificciones de Adriana Azucena Rodríguez


Adriana Azucena Rodríguez (México)



Es doctora en Literatura Hispánica por el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios del Colegio de México. Ha impartido clases en la UNAM, en la Universidad Autónoma de Chiapas y actualmente es profesora investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Publicó La verdad sobre mis ami­gos imaginarios, editorial Terracota, en el año 2008. Como resultado de sus actividades de investigación, ha publicado varios artículos, reseñas y notas.

 

Romance

La aldeana parió dos hijos el mismo día desventurado. Su suegra le hizo juicio de adulterio. La nuera alegó: “No só culpable, que yací con mi señor marido dos vezes en una misma noche.” El tercer hijo dio en ser morenico a los pocos meses de nascido. La suegra volvió a protestar y la aldeana a atestiguar: “Que la nodriza morena es, e su leche le oscureció”. La suegra quedó conforme, ca ella alimentó al su hijo con leche de cabra e, ya marido, tornóse cabrón.

 

Apenas...

Inspirada por tu recuerdo, decidí olvidarme de lo físico y entregarme al pensamiento y la poesía: até mi cabello con un hilo de tu voz, puse tus palabras en agua para que no se me marchitaran y las llevé conmigo a la biblioteca. Justo antes de empezar, encendí una lamparita con el brillo de tus ojos y la puse en el escritorio.

El agua comienza a anegarse; mi cabello, rizado y, como recordarás, bastante rebelde, se esparce al viento ajeno a mi voluntad, no he pagado la luz y el tenue brillo de la lámpara no logra vencer mi añejo problema de astigmatismo. Debo también la renta y otros gastos del mes. Apenas me quedan algunas de tus valiosas aportaciones al pensamiento actual —no tenías ojos de esmeralda ni perlas en la sonrisa: tu posmodernidad no lo permitía.

 

Desfiguros

El pequeño oxímoron entró en la adolescencia: decía una cosa y al instante se contradecía, su madre lo miraba preocupadísima, no fuera a terminar hecho una antítesis (estaba muy susceptible a los cambios desde que a la ironía le había dado por volverse sarcasmo). Hasta que un día al despertar, oxímoron se dio cuenta de que sus pies se salían de la cama. No podía creerlo: ¡se había convertido en una paradoja!

 

 


3 comentarios:

Javier Perucho | 21 de enero de 2013, 13:57

Excelente escritora, muy buena selección, mejor comentarista.

armando | 23 de agosto de 2013, 13:57

Estupendos minicuentos, me gusto sobre todo "Romance"

armando | 23 de agosto de 2013, 13:58

Estupendos minicuentos, me gusto sobre todo "Romance"

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