Ibis. Pedro Guillermo Jara
Una noche de neblina camino rumbo a mi hogar y una bandurria se posa sobre mí hombro.
—Camina, me
dice, y sigue mis instrucciones. Le hago caso.
—Continúa
derecho por esta calle. Camino derecho.
—Dobla a la
izquierda. Doblo.
—Ingresa a
ese pasaje y camina al fondo. Ingreso al pasaje y me dirijo al fondo.
—Detente
aquí. Me detengo.
—Toca el
timbre. Lo toco.
—Espera a
que abran la puerta. Espero.
La figura de
un hombre se perfila a contraluz en el dintel de la puerta. La bandurria vuela
hacia él y una luminosidad verde envuelve la escena. Yo espero. El ave observa
al hombre: su cuerpo gira, sube, baja, se transparenta como un holograma. La
bandurria lo observa, lo palpa y toma notas. Detalla cada acción como un
notario público.
Desparece la
luminosidad, el hombre cierra la puerta y nos retiramos del lugar.
Intrigado le
pregunto a la bandurria:
—¿Quién
eres?
—Represento
a Thot, el escribano egipcio con cabeza de bandurria o ibis me dice. El hombre
que visitamos está vivo físicamente pero su alma ha muerto. Hay que enjuiciarlo
y por eso tengo que pesar su corazón y anotar las buenas y malas acciones que
realizó durante su vida. Luego enumero los cargos frente a los jueces.
—¿Quién es?,
pregunto.
—Es el
hombre que descargó 44 disparos sobre Víctor Jara en el Estadio Nacional,
después del 11 de septiembre de 1973, me dice. La bandurria bate sus alas,
vuela y desaparece entre la neblina de esta noche. Regreso a mi hogar.
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