Geografías de Julia Otxoa

Julia Otxoa, poeta, narradora, poeta visual, fotógrafa y artista plástica. Nació y vive en San Sebastián, España. Ha publicado Kískili-Káskala (1994), Un león en la cocina (1999), Variaciones sobre un cuadro de Paul Klee (2002), Un extraño envío (2006), Un lugar en el parque (2010), Escena de familia con fantasma (2013). Y los poemarios Luz del aire, en colaboración con el escultor Ricardo Ugarte (1982), Centauro (1989), L’eta dei barbari (1997), La Nieve en los manzanos (2000), Al calor de un lápiz (2001), Gunten Café (2004), Taxus Baccata (2005 ), La lentitud de la luz (2008), Poemas de un ratón (2010). www.juliaotxoa.net. Los textos de Julia Otxoa son inteligentes, poéticos y elaborados. El humor negro y el onirismo suelen estar presentes en ellos. VR 

LÁMPARA SUIZA 
Cada mañana el señor oscuro se ocupa de la disección del lenguaje sobre la gran mesa de madera de la cocina, bajo la potente luz de la lámpara suiza. Desnudo, peinado y perfumado, cubriendo gran parte de su níveo cuerpo con el acostumbrado delantal azul ultramar, embutidas sus manos en guantes de látex hasta la mitad de sus brazos, armado de cuchillos, cinta métrica y báscula, y teniendo muy cerca de su mano derecha la bandeja con el instrumental de disección: bisturí, pinzas, tijeras... da comienzo al diario ritual de la metamorfosis, abriendo en canal los párrafos y las frases, deshuesando con extrema delicadeza, nombres, verbos y adjetivos, desangrando los profundos cauces de su sentido hasta dejar los significados vacíos y pálidos como paisaje de venas tras el paso de un vampiro. Viene luego el tiempo del limado, limpiado y abrillantado de cada fonema, con el mismo esmero y mesura con los que se maquilla a un muerto.
Las palabras entonces, ya anodina masa inerme, linaje de la morgue, pueden ser troceadas al gusto, sus minúsculas partes se unen luego con otras desconocidas surgiendo así sonidos turbadores, extraños, que nadie entiende pero que engalanan a quien las pronuncia con una suerte de aureola de misterio y sabiduría.

HÁBITOS 

Leo en la prensa que el señor enterrador de la pequeña población de Constanza ha ganado las elecciones para la alcaldía y recibe a los concejales en su despacho, con la pala todavía húmeda de tierra apoyada en la mesa.

PALOMERAS DE SAN ROQUE 

"Palomeras de San Roque" es uno de esos lugares estratégicos de montaña donde los cazadores escondidos en casetas camufladas, cazan a red la paloma torcaz que emigra en el otoño hacia África.
Pervive en el lugar todavía, un rito de matanza ancestral, un impresionante espectáculo que mueve cada año miles de curiosos. El acto consiste en que los cazadores una vez que tienen a los cientos de palomas atontadas bajo la red, las van sacando una a una degollándolas con certeros mordiscos.
Una vez terminada dicha ceremonia de muerte, el rito continúa y esos cazadores con los labios aún chorreando sangre, besan en la boca a las mozas que quieren buscar novio. Ya que dice la leyenda, que los besos mojados en sangre de paloma son los mejores aliados del amor.
No obstante, también se cuenta que durante las noches de luna llena, los cazadores incendiados de pasión amorosa, desenfrenadamente, acarician con los dientes el cuello de sus amedrantadas esposas.

HILVANADO 

 Los hombres a medio coser van por ahí deshilachados, como sin peso, como quien se deshace en el aire, y apenas hilvanados al menor tropezón se abren en grandes rotos, por los que se asoman los curiosos para ver el paisaje y los turistas para contemplar los monumentos de la ciudad, hasta tal punto, que muchos son los que han llegado a pensar que estos hombres de tan rasgados son casi transparentes. Pero ellos, ermitaños de la costura, aman sobre todas las cosas ir así por la vida, ligeramente esbozados entre las cosas, libres del peso de la ropa acabada sobre sus cuerpos. Deshaciéndose en largos hilos mecidos por el viento cual leves cometas o hermosos espantapájaros.

GEOGRAFÍAS 

De esta ciudad salieron grandiosos ejércitos que al llegar a otras geografías fueron considerados inofensivos.
Mira Lisa qué curiosa formación de hormigas ­dijo aquel hombre al ver en aquella tarde de agosto a la élite de nuestro ejército desfilando en perfecta alineación por el borde del muro que cerca el cementerio de Saint Laurel camino de la batalla.

JURAMENTO 

Tras el triunfo electoral juraron sus cargos posando sus pezuñas sobre los libros sagrados, luego, nos obligaron a nosotros, sus súbditos, a quitarnos la cabeza, y dejarla bien peinada a la puerta de nuestras casas, para que los equipos de limpieza la recogieran y la llevaran cuidadosamente al vertedero municipal.

1 comentarios:

Guillermo Castillo | 22 de marzo de 2014, 16:09

Geografías narradas, parajes secretos y señales corporales sobre la piel van camino a casa de la mano de Julia siendo también nuestra guía.

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