Rasgos de identidad de Pía Barros

Pía Barros, chilena, cuentista y novelista, editora y profesora, es una de las voces más importantes de la minificción. Tiene una amplísima bibliografía, en la que se incluyen Miedos transitorios (de a uno, de a dos, de a todos) (1985 y 1993), A horcajadas (1990 y 1992), El tono menor del deseo (1991), Astride (1992), Signos bajo la piel (1995), Ropa usada (2000), Lo que ya nos encontró (2001), Los que sobran (2003), Llamadas perdidas (2006), La Grandmother y otros cuentos (2008), El lugar del otro (2010). Militante política y feminista, los textos de Pía Barros están muy vinculados a su activismo. VR

MAQUI Con la primera dieta en la adolescencia, cubrió la urgencia de la raza, apretó el cuerpo hasta la asfixia, y se obligó a dormir con el estómago contraído hasta que la cintura brevísima fue solo un atuendo más. La hermana, en la cama compartida, dormía plácida, la boca ennegrecida de maqui, los sueños azulados preparando el cuerpo como mapu para hacer niños que abrigaran la tierra.

RASPANDO LA POBREZA El título universitario raspó para siempre la costra de hollín de la pobreza y ese alquitrán feroz de la infancia fue manicurado con precisión semana a semana, hasta que cada extremidad tuvo el ademán cortesano con el que sedujo sin tregua cada peldaño que necesitó escalar. A veces, en sus pesadillas, la llama el lamento ahumado del kultrún.

LA POESÍA ES PELIGROSA PARA LAS ENMASCARADAS Ríe con mesura en fiestas y cocteles de embajadas, la línea maquilla el ojo implacable en busca del reproductor adecuado que corone los esfuerzos de una vida dedicada a construirse en la máscara que todos ahora ven. A ratos, el ojo rebelde se escapa hacia el poeta del rincón, pero ella lo castiga entrecerrándolo y lo fuerza a no despegarse del nórdico con carrera prominente que la llevará a sitios remotos y vidas impensadas de té a las cinco en punto y cenas de alta noche.

REDES SOCIALES La arquitectura de su perfil de Facebook ha sido cuidadosamente elaborada, entrecruzando gustos de princesas, corredores de fórmula Uno, esposas de estadistas. Es así que a pesar de gustarle las caminatas y el deporte al aire libre, también el lino blanco es la textura de sus ropas veraniegas y el cashmere beige o tonos suaves es la fibra de sus inviernos. No atiborra de zapatos su closet como las nuevas ricas, tampoco usa ropa con marcas visibles o productos que no sean amigables con el medioambiente.
El ácido glicólico y las cremas blanqueadoras se esconden en lo profundo, porque la morenidad debe mantenerse a raya.

RASGOS DE IDENTIDAD Un tatuaje solo nuestro prometió al primer candidato serio y dibujó un mar un horizonte que le permitió cubrir con creces aquella horrible mancha en su nalga izquierda, propia de niños con sus ancestros. Así, cada candidato tuvo un mar y un horizonte y fue reemplazado por el siguiente, que ofreció su nalga al tatuador, para aquel dibujo múltiple "que sea solo de los dos".
Los dermatólogos con láser en sus consultas, enriquecieron con el desfile de candidatos intentando borrarse una marca injustificable.

DECORACIÓN El adecuado llegó a tiempo con su reloj biológico y el sí vino junto a la certeza de dos meses de gestación. Los dos bellos rubios de piel mate decoraron con exactitud su entorno. La cesárea sirvió para quitar la piel sobrante y adelgazar sus flancos, llevándose de paso un par de costillas que perfeccionaron un talle esculpido a la manera de los nortes.

FRONTERA Desde el norte del norte, al adecuado le pareció que debían hacer el viaje familiar al sur. A ella, le desfiló un país de mejores hoteles, que pronto se vio amenazado ante la ventanilla del auto por un adecuado que decidió por el sur del sur.
Tras el vidrio, niños jugaban a la chueca y reían de barro y de verde en los ojos.
Sus rubios, desde el asiento trasero, envidiaban a esos sin zapatos, sus revolcones y su alegría.

AMENAZAS De reojo vio las formas redondas ante la choza familiar y la hermana llamando niños. Con su pie apretó el acelerador del adecuado, y dijo que era tiempo, que era urgente el regreso a casa. El auto enfiló a la capital rumbo a aviones, mientras ella miraba aterrada, la mano de su hermana diciendo adiós por el espejo retrovisor.

INAUDIBLE El adecuado y los niños, están preocupados por su bella madre, que desde el regreso está sentada frente al gran espejo de la habitación, sin maquillaje, estática, en oscura observación de sus propias pupilas.
Dice palabras extrañas en susurros, como newen, adkadwn nguën, wedawn, llükan.
La familia juraría que un viento del sur se le cuela entre lamentos.

2 comentarios:

Mariángeles Abelli Bonardi | 5 de abril de 2014, 19:36

Qué placer encontrar la escritura minificcinaria de Pía Barros (me encantaron los textos), a quien hace muy poco tuve el gusto de conocer personalmente en la presentación neuquina de "¡Basta! 100 mujeres contra la violencia de género". Si quieren ver algo de lo que fue la presentación, entren a este enlace a mi blog:

http://mariangelesabelli.blogspot.com.ar/2014/03/antologia-basta-argentina-presentacion.html

¡Gracias por traerla a Ficción Mínima!

Cariños,
Mariángeles

arjex | 28 de agosto de 2014, 15:38

Geniales, simplemente geniales.

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