La buena educación de Nanim Rekacz
NAÚFRAGO
Yo había aprendido todos los idiomas, menos el del silencio. Por eso, en aquella isla desierta, no pude comunicarme conmigo.
BUENA EDUCACIÓN
Mamá decía: —¡Te vas a caer! —y me caía.
Papá gritaba: —¡Te vas a lastimar! —y yo me lastimaba.
Era un hijo muy obediente y no quería defraudar a mis padres.
IDEAL
Ella simulaba quererlo; él, pensaba en otra. Eran muy felices.
2 comentarios:
Muchas gracias, un gusto estar aquí, en Ficción Mínima...
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