Final tácito de Laura Nicastro

Foto de Alexis Pérez-Luna
 
FINAL TÁCITO
Cuando la fiesta de bodas terminó, los consortes tomaron sendas cabalgaduras, guantes de halconería y algunos lebreles. Al tiempo regresaron a palacio con sus morrales repletos de piezas cazadas. Entrambos degollaron las presas, las hundieron en agua hirviendo para desplumarlas o pelarlas, las abrieron al medio y las despojaron de sus vísceras. Las dejaron reposar durante unas cuantas horas en un aderezo de laurel, pimienta de Indias, eneldo, enebro, vino espeso, abundante sal. Después las asaron sobre un fuego de leña.
Cuando los recién casados, exhaustos y famélicos, se sentaron a comer, recordaron la sentencia “y fueron felices para siempre y comieron perdices”. Nunca hubieran imaginado que ser felices implicaría tanto trabajo ... por toda la eternidad.

2 comentarios:

ariel | 4 de noviembre de 2012, 18:38


Buenísimo... Es que nadie les dijo que debían contratar a una cuadrilla de cocina... El abrazo de Jorge Ariel

ariel | 4 de noviembre de 2012, 18:39

¡Buenísimo! Es que nadie les dijo que debían contratar a una cuadrilla de cocina... El abrazo de Jorge Ariel.

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