Tres minificciones de Juan Romagnoli

J
C
R
COMIENZO



Fue recién con la invención del reloj que comenzó a correr el Tiempo. Pero aquel era un Tiempo incipiente, de primeros pasos inseguros, y había que darles cuerda a los relojes diariamente, o el Tiempo se detenía. En la actualidad, ya más afianzado en sí mismo, el Tiempo transcurre solo, sin necesidad de ayuda, por lo cual a los relojes modernos no es necesario darles cuerda, aunque todos creen que es porque son digitales, o por alguna otra clase de designio tecnológico.



PELEAS


Cuando discutimos, mi esposa suele decirme:

-Con vos no se puede hablar en serio. Te comportás como un niño.

Yo trato de controlarme y explicarle que no es así, pero me termina de enojar cuando me tapa la boca con esa papilla, y entonces la escupo y hago un berrinche.



RASTRO



No es fácil perseguir centauros. Como ya nadie cree en ellos, se debe preguntar con sutileza, en forma indirecta:

-¿Ha visto usted pasar por aquí a una hermosa yegua negra con manchas blancas? –o bien:

-¿Ha visto usted pasar por aquí a una hermosa muchacha de cabellos dorados y rosados pechos al viento?

La respuesta nunca será un sí rotundo y, las más de las veces, será negativa.

Sin embargo, muy de tanto en tanto, cuando estábamos a punto de abandonar la búsqueda y, desilusionados, emprender el retorno, el interlocutor ocasional en algún pueblito poco frecuentado se quedará en silencio frente a nosotros, con la mirada iluminada y distante, definitivamente enamorado, con una gota de rocío a modo de beso en la mejilla e incapaz de pronunciar palabra alguna.

Entonces sabremos que vamos por el camino correcto.

1 comentarios:

Gemma | 19 de noviembre de 2008, 20:10

Hola, Juan. ¡Qué bien que hayas abierto un blog! Así estaremos más conectados, sin duda. ;-)

Un fuerte abrazo desde Berlín

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