Ficticianos en Ficción Mínima:














MIRIAM CHEPSY
Mi nombre es Myriam Goluboff Scheps, soy arquitecta , nací en Buenos Aires.y desde el año 1975 vivo en Coruña, ciudad de España en la que desarrollé mi actividad profesional y docente. Desde julio de 2001: soy también ciudadana de Ficticia,. donde me descubrí escritora empedernida. Hubo un tiempo en el que pasaba las noches tecleando, fue cuando armé mi página web: www.chepsy.net .en la que están vertidos buena parte de mis escritos.

PEREGRINO
Después de dos meses de caminar sin descanso el peregrino vio por fin la silueta de la Catedral de Santiago. Excitado y satisfecho se echó a descansar un rato.Cuando despertó sintió un frío extraño. El sol tenía una gran mancha y el borde con llamas blancas.Se arrodilló y mirándolo fijamente rogó a Dios que no estropeara su última etapa. Pero cuando terminó de rezar ya no veía nada
CREACIÓN
Y un universo se creó en su interior. Las palabras se condensaron como galaxias narrativas que giraban atraídas por la fuerza de una Idea.
DESMATERIALIZACIÓN
-Yo soy en cualquier lugar.
-Pero yo estoy aquí para siempre.
Desde la pantalla, el libro se sentía universal y no entendía por qué esa arquitectura de piedra le hablaba de mensajes eternos.



HOMO DEMENS
Sus miradas ausentes y su aislamiento sólo desaparecían durante la celebración de la Gran Fiesta Ritual, cuando rodeando al pirómano que actuaba como maestro de ceremonia, asistían al sacrificio ejemplarizante de uno de esos extraños seres de bata blanca que querían destruir su mundo feliz.



ENCUENTRO
Camina con sigilo entre los árboles enfundado en su camaleónico traje, a esa hora en que la sombra no puede delatar sus pasos. De pronto ve venir de frente a otro soldado. Es distinta su chaqueta, su gorra, el arma que lleva lista para ser usada.Lo mira fijamente. Cree ver sus piernas temblando. En su cara lee sus mismos sentimientos encontrados. Descubre igual miedo y determinación, igual odio e inconfesables deseos de estrechar su mano. Unos segundos después suenan al unísono los dos disparos. Quiebran el silencio, truncan el diálogo.


YUPPY


Sin poder controlarse, aparece nítida en su mente la imagen de aquella noche en que, desoyendo sus ruegos, lo hizo desaparecer enterrándolo más allá de su memoria.Muchos años han pasado. Hoy, su atractivo cuerpo se siente como un muñeco sin contenido. En un flash-back instantáneo visualiza su trayectoria, su rol ascendente en la empresa, su familia impecable.Se mira en el espejo y detrás de su figura bronceada y elegante ve emerger amenazadora, reclamando su espacio, la imagen de ese joven poeta que, olvidado ex - futuro posible, había aniquilado.


INMATERIALIDAD


Ella recibía, trémula, las letras que la cubrían como gotas de rocío. Las palabras que se deslizaban por la pantalla recreaban sus ojos, su cuello, sus senos y a medida que bajaban, recorriendo lentamente su cuerpo, se convertían en un torrente de caricias y de besos, mientras su piel se erizaba a su paso, respondiendo anhelante a ese amor etëreo.Más tarde, en el silencio de la noche, él, excitado la imaginaba, soñaba con esa mujer a la que amaba sin conocer, la rodeaba con sus brazos y la poseía. Ella lo sentía dentro de sí en un acople perfecto. Sus cuerpos, entregados, se enlazaban más allá del espacio, sólo en el tiempo.


A LA MANERA DE BUÑUEL

A través de la ventana del sótano, atisba las piernas de la gente en su ir y venir por la vereda. Una visión lo perturba: medias de seda negra, que dibujan un arabesco sobre la piel, culminan en un par de zapatos de tacón de bruñido charol que todas las tardes se anuncian con su ritmo inconfundible.Esa visión fugaz le provoca un ardiente deseo. Las admiradas piernas parecen responderle, se paran frente a su ventana y se deslizan con sensualidad acariciándose mutuamente. Así quedan un rato cada vez más largo, ante los ojos excitados de quien ya sólo quiere poseerlas.Por fin un día se decide, saca su brazo por entre los barrotes cuando la cadencia del subir y bajar por la pantorrilla exacerba su deseo, y le quita con decisión el zapato. Mientras escucha los pasos asimétricos que se alejan apurados, se acaricia lentamente con el fino tacón.

ASÍ PASÓ.

La aguja arroja su fina sombra sobre la arena. A cada instante se agranda más y más, hasta que su ojo dibuja una larga elipse en la duna. A lo lejos se acerca un camello solitario; mira ese gran aro en el suelo, penetra dentro del trozo de desierto atrapado por la gigantesca línea oscura, se echa y permanece allí, inmóvil.Un suave viento moviliza las finas partículas. El animal se hunde de forma casi imperceptible y por fin, sólo queda el vacío. Entonces la sombra comienza a achicarse lentamente hasta desaparecer.Ya nada interrumpe la dorada extensión infinita.

4 comentarios:

Anónimo | 4 de enero de 2009, 20:28

Miriam, Felicidades muchas.
Un placer saludarte.
Ricardo Robles

Anónimo | 5 de enero de 2009, 4:17

Ricardo, también estuve leyendo tus otredades y tus lechugas del portaviones que me retrotrajeron a los viejos tiempos de ficticia.
Un placer también saludarte
Miriam

arqui | 13 de enero de 2009, 22:22

Así pasé por tus minis, Myriam. Y de verdad, son exquisiteces en la mesa de las minificciones. Deliciosas. Y tan asombrosas como ese camello que atraviesa el ojo de la aguja.

Un beso

Juan Carlos

arqui | 13 de enero de 2009, 22:25

Asi pasé, Myriam, entre tus minificciones. Tan originales y deliciosas como ese camello que atraviesa el ojo de la aguja.

Un beso

Juan Carlos

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