Ficticianos en Ficción Mínima:






Isabel Segura Boutry.

Parisina, Biólogo, y amante de la fotografía. Cosmopolita, ha residido en muchos lugares a uno y otro lado del mundo, ahora lo hace en Madrid.
http://ladelospeines.blogspot.com/ (minificciones aliñadas con fotos)
http://asirnosalasonrisa.blogspot.com/ (letras para una imagen)

Amor tajado
La belleza de Perseo le hizo bajar la mirada: por primera vez, Medusa sentía caballos alados en el estómago.

Evolución
Él, con aquella cena, nos mostró el camino. Alzó su copa y nos invitó a beber de su sangre. Aquella noche nació nuestra especie, nos convertimos en hematófagos sedientos de eternidad y, siguiendo su enseñanza, emprendimos grandes cruzadas.Hoy somos una raza fuerte, pero los seguidores de la media luna nos acechan.

Anaglifo
Un día, Berardo se desgastó, así sin más, entre una caricia de Remedios y una garatusa de Ariadna. Desteñido y plano, como una proyección bidimensional de la pasión descriptiva, quedó tendido en la cama. Desde entonces, las hacendosas mujeres enfilan las noches a contrahilo. Remedios ensarta los caracolillos de Ariadna en hebras de luna llena, rezuma gotas de nostalgia que tintan de esmeralda su labor. Ariadna brisca fino encaje de caricias en la piel de Remedios que adorna con filigranas de besos carmesí. Ambas unen sus tejidos al despuntar el día y, entre el rojo y el verde recuperan el relieve de su divino Berardo —Berardo-papiro en el lecho yaciente—, lentejuelas de fantasía con aroma de alcanfor.

¡Échele leche!
Deslió el tremendismo de su pintura con unas gotas de leche, obtuvo la gloria por sus jugosos pasteles.

Crisis
Se traspasa milagro de la concepción por uxoricidio.

El grito (Jeribeque a E.Munch)
Se acercan. Dos. La encontrarán. Negra mi culpa mancha el río. Viento. Remolino de cercos. Y ella murmulla. Arrullo cáustico. Acusa. Murmurio ahogado. Agua. Aguafuerte. Fuerte golpe. En la nuca. Ondas rojas. El cielo en llamas. Me llama. No quiero verla. De espaldas al río. Grita. Agrieta el lienzo. Silencio. Nadamos. Nada.

Los santos inocentes
José, con toda naturalidad, le confesó a María, su novia, que mantenía relaciones con un hombre. María, como si nada, le anunció que esperaba un hijo de otro. José, con lágrimas en los ojos, se apresuró a contar la buena nueva a su amante, Herodes.

Mala suerte
Iba a suicidarse pero el destino quiso que un conductor borracho sesgara su vida.

Caleidoscopio destemperado
Mamá fue decolorándose de a poquito, como el suéter rojo que me regaló por Navidad —cálido y suave, como ella—. Giraba y braceaba mi jersey en la lavadora, una y otra vez. Espumas de arrebol. Mientras, volaban y aspaban los malos modos de Papá por doquier, una y otra vez. Vientos de grafito. Y rodaba y palidecía Mamá escaleras abajo, una y otra vez. Coágulos de violetas. Una y otra vez, vueltas y más vueltas, como las manecillas de mi reloj — precioso y frágil, como ella—. Hasta que un día Mamá se disolvió, de a poquito, como las vitaminas que me trajo para estar fuerte —dulces y chispeantes, como ella—. Sonrió y burbujeó en la bañera hasta que sólo quedó el lunar cerúleo de su mejilla —aterciopelado y suave , como ella— en medio del rojo sangre. Cada noche lo arropo con una lágrima azul, celeste como Mamá.

Al amor del fuego
Ahíto de los empalagosos dulces celestiales, Cupido bajó a degustar los picantes sabores del infierno. Ahora, ensarta corazones con sus flechas, los aliña y asa para deleite de sus impenitentes comensales.

Hábito
Los viernes, el caníbal sólo comía pescadores, anamnesis de su vida anterior en la Misión.

Inaudito
No supo que era ciego hasta que fue a ver el mar, una caracola cruel se lo susurró al oído. Ahora, con los ojos perfumados de dolor, embalsama la pena de no haber nacido sordo.

Anuncio clasificado
Cambio marido querubín con mucha pluma —a estrenar— por órgano eléctrico. No ofrecerme a pilas.

Blue moon
Eliminar a la anciana fue tarea sencilla, mas los enamorados se vieron sorprendidos por el leñador. Ahora, en noches de luna llena Caperucita aúlla desconsolada.

Antropofagia
Sus incontables victorias no le impidieron sucumbir a los encantos de la exótica reina negra. Ella, siguiendo ancestrales ritos, no dudó en comérselo. El rey había olvidado que era el blanco del tablero.

2 comentarios:

Anónimo | 13 de febrero de 2009, 16:24

Felicidades, reina, por ocupar el trono que te mereces en este lugar.
Besos desde casi tu mismo lugar del mundo.
Laurinha

Laura Nicastro | 29 de julio de 2009, 17:37

¡Qué buenos micro cuentos!¡Y qué excelente juego con el lenguaje y las ideas!

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