Ficticianos en Ficción Mínima






José T. Espinosa-Jácome
nació en Veracruz, México. Estudió la licenciatura en lengua y literatura hispánicas en la Universidad Iberoamericana. Hizo la maestría en Literatura Chicana en Denver University y obtuvo el doctorado en Letras Mexicanas en la Universidad de Nebraska, Lincoln. Ha sido periodista, escritor de libretos para la televisión, traductor de tiras cómicas, productor , conductor, actor, y animador del programa Los Signos en Rotación, para KZUM, y ha sido también compositor de música popular. Ha publicado Con el sereno ritmo de una gota de agua (poemas), y un estudio psicoanalítico La focalización Inconsciente en Pedro Páramo, cuya tercera edición corregida y aumentada está por salir a la luz pública. El Bulletin Hispanique publicó en 1998 su artículo "Palinuro: Escultura del artista adolescente" capítulo de un libro sobre Fernando del Paso en proceso de publicación. Su libro, Las bicicletas de Boulder, publicado por editorial Eón en 2006; recibió el Chicano/Latino Literary Prize en el género de poesía, que otorga la Universidad de California, Irvine. En 2008 apareció su libro De entre los sueños: el espectro surrealista en Fernando del Paso. Ha enseñado en Athens Georgia, en Yale, y en la actualidad es Assistant Professor en Ball State University de Muncie, Indiana.

El cielo fue testigo
Honorable Sr. Juez, honorable Jurado: ruego a vuestra magnanimidad que seáis indulgentes con la acusada –mejor conocida en el barrio como La Tacha–, ya que su culpa singular estriba en llamarse Eutanasia, y todo como resultado de un error de imprenta en el santoral que utilizara el cura el día de su bautizo, el cual debía de registrar –entre los santos que se celebraban aquel día–, el de Santa Atanasia. Tal vez por esta razón, cada cual que oía su nombre, imploraba y aún exigía, que le dieran la muerte entre sus brazos.

El Devenir del Ometeotl
Existo porque nombras. Naciste al inventarnos. Desde entonces –inseparables– , tú volumen, yo luz; y los dos somos fuego, polvo… nada.

Caballos de fuerza
¡Feliz está la hormiguita que siega sol del trigal!

Fahrenheit 457
Soy el autor que sueña en el infierno, donde la humanidad lo sigue leyendo.

Ecolatría
Eras el ombligo del orbe enterrado en la Vía Láctea. Repetías un sin número de veces que aunque jugaras a vivir en su placenta: ella era agua que conformaba espejo; y si discutían siempre ganaba; por lo mismo, tú salías victorioso.Por eso fue que, tan goloso de tus atributos, saliste del agua para contemplarte.

Y al armadillo aún le crecía el pelo después de muerto
Era un charango que cuando lo rasgaban le salía un ángel por entre las cuerdas.

Guerra nuclear
Desde el montículo en que me había agazapado podía vigilar la zona a mi antojo. Tres helicópteros meganucleares se acercaban al objetivo donde una veintena de tanques se desplazaban –en apariencia– hacia ningún lugar en particular... mas yo sabía que era parte de su estrategia para despistar al enemigo.
Cinco soldados uniformados de gris y embadurnados de viscosidad, portaban antenas de telecomunicaciones; avanzaban a pecho tierra hacia las máquinas camufladas de anaranjado-oscuro y manchas negras, confundiéndose con la arena marrón del desierto en medio del oasis.
Aproveché el ensimismamiento de mis contrincantes, me levanté y disparé mi bazuca de insecticida: ¡fluuuush, fluuuush, fluuuush! ¡La operación resultó un éxito!
Me disponía a llevar a cabo el recuento de los daños al adversario: dos libélulas derrumbadas, cuatro catarinitas patas arriba, y tres babosas que yacían sobre los húmedos pedernales, cuando se oyó el grito de mi madre:
–¡A comeeeeeer!

Rollo del Mar Muerto
En el momento en que ordenase la ejecución de todos los recién nacidos en el reino, comenzó a recordar las noches locas de amor que pasara con la esclava más lozana que había conocido. ¡Cómo recorría su cuerpo desde los dedos de sus pies, las divinas piernas, lamiendo las comisuras de sus nalgas, hasta voltearla y devorar esos labios vaginales, para después dirigirse a sus senos, amamantarse hasta introducir el firme báculo que sería la felicidad de la doncella, quien a gritos levantaba sus piernas y ahorcaba su ardiente miembro, con su músculo de atleta de la danza para la cual había sido preparada antes de ser desposada con José!

2 comentarios:

L. | 14 de julio de 2009, 5:59

Hola, my dear Homerito.
Un placer leer tus cuentos, sobre los que apenas estaba instruida. Toda una sorpresa acercarme a ellos. Me gustan.
Te mando un saludo y un abrazo.
Laurinha.

El Asesor: Espinosa-Jácome | 31 de octubre de 2009, 10:53

Hola preciosa. Apenas hoy me vine a enterar de tu lindo comentario. Recibe las ilusiones de este ciego cuyo lazarillo andaluz lo acompaña en sus lamentos por una Pajarita Cardenal.

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