Planes de escritura. Ildiko Nassr


Ese chico tiene problemas en su casa
Esta mañana, en clase, un alumno se transformó en perro. Siempre me pierdo la acción en mi afán de copiarles la teoría en la pizarra.
Después de la confusión, les pregunté a sus compañeros, disimulando mi curiosidad. Ninguno supo precisar el momento exacto en que ocurrió la transformación. No fue paulatina, sino sorpresiva.
Los adolescentes, en general, no dejan de sorprenderme. Sin embargo, en todos estos años de docencia, jamás había estado tan cerca del alumno-perro. Se transformó descaradamente en mi clase y me lo perdí.
No un cancerbero, ni siquiera un perro negro. Un perro lanudo, común, despeinado, que no llamaría la atención si no supiera que es López, el del tercer banco a la izquierda. No recuerdo su nombre de pila. Sólo su pelo desteñido y despeinado, como si nunca se lo hubiera lavado o peinado. Un chico común, con mirada perdida, como drogado. Un perro común, con mirada de perro, como hambriento.
Hablé con la psicóloga del colegio y me dijo:
-No puedo creer hasta qué extremos está dispuesta a llegar la gente para llamar la atención. Ese chico tiene problemas en su casa.
Vaya si los tiene, pensé.
-Su padre los abandonó cuando él nació, porque era diferente a lo que esperaba. No sé qué quería este tipo, si lo vieras. Creo que se parece al chico, cuando se transforma. Una cara de perro impresionante.
Después de la transformación, el perro escapó del aula y sus compañeros tuvieron que buscarlo. Hasta que volvieron mi hora había terminado.
Definitivamente, siempre me pierdo la acción.

Diálogo de poetas
-Estamos escribiendo todos el mismo poema, aquel inconcluso de Lewis Carroll.
-Alicias que perdieron la memoria y no pueden diferenciar la realidad del sueño, encerrados en una metáfora.
-O en una metonimia.

Como se sabe, los poetas nunca dialogan, por eso esto es un sueño.
Compiten por recibir el aplauso más conmovedor.

Hijos
Mis hijos salen casi de noche de la escuela. Es peligroso. Son pequeños y aquí oscurece tan temprano. Los padres hemos formado cuadrillas para buscarlos y repartirlos en sus casas.
Ya ubicados en el hogar, les damos la cena, conversamos un poco y los mandamos a la cama.
Como todos los niños se parecen, muchas veces no me doy cuenta de que siempre son niños distintos los que viven conmigo.

Manual de instrucciones
Este juego es exclusivamente para niños de entre 0 y tres años. Personas de otras edades pueden sufrir molestos efectos colaterales, a saber: diarrea, náuseas, mareos, vómitos.
No usar en días de tormentas ni con mucho sol. Evitar su uso en días de excesivo frío. Corroborar la temperatura con el termómetro que se incluye en el recipiente contenedor.
Mantener alejado de los adultos responsables.
Utilizar bajo estricta vigilancia de un niño irresponsable.
Evitar el placer y la diversión que pueden causarse en casos extraordinarios.
En caso de ingesta, consultar inmediatamente con el hijo del médico o con algún curandero wichí.

Plan de escritura
Escribir las versiones de un crimen. Cada una representa un punto de vista diferente.
Escribir para homenajear a alguien. Para desentrañar los secretos de Dios.
Escribir como si fuera el único camino. Rozar los bordes de lo real e inmiscuirse en lo otro.
Todos los días un poco, aunque duela, aunque nada resulte. Constancia. Rutina. De eso se tratan todos los trabajos y la escritura es uno.
Ir descubriendo territorios desconocidos hacia donde conduce la propia escritura.
Resumir la historia de la humanidad en unas pocas líneas, apelando a la ironía.

Terminal de ómnibus

Barajar y dar de nuevo, eso son los viajes. Barrer las lágrimas del lunes a la noche. Escuchar la voz del manzano que tiene algo para el olvido. Esconder la mano, víctima perfecta para esa araña salida de la grieta. Adormecerse en el sonido de la voz de una niña que cuenta en voz alta hasta llegar a mil. Esperar el colectivo que nos lleve a destino, como si destino realmente existiera.
Pasearse, imbuida en los ruidos y en los olores, por algunos nombres. Inventar palabras para describir ese mundo de paso, como si fuera un pequeño paraíso perdido.

2 comentarios:

Gemma | 28 de agosto de 2009, 8:19

Me gustan mucho los micros de Ildiko. Me parece que sus textos muestran siempre verdades grandes en pocas líneas.
Saludos cordiales

Anónimo | 1 de septiembre de 2009, 22:31

son los mejores! que leii! en mi vida:)

Maxi Jota Mulqui

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